Samuel Huntington: occidental y cristiano
Para el polémico intelectual norteamericano, célebre por predecir el "choque de civilizaciones" con el islam, Estados Unidos sólo podrá vencer al terrorismo refugiándose en su cristiandad y recuperando los valores tradicionales; critica la guerra en Irak y afirma que en noviembre votará por Kerry
NUEVA YORK.- Pocos académicos tienen una visión más clara que el profesor Samuel P. Huntington, de la Universidad de Harvard, y autor del preclaro El choque de civilizaciones. Mientras que el resto de nosotros celebraba el fin de la Guerra Fría y hablaba interminablemente sobre la paz en Medio Oriente, durante la década de los 90, él analizaba fríamente el colapso de Yugoslavia y un montón de otras guerras menores pero sangrientas y advirtió sobre la colisión que ocurriría entre un islam insurgente y un Occidente que declina lentamente.
Una torre de marfil es un sitio natural para estudiar la gran marcha de la historia y sus consecuencias. Ante mi sorpresa, encontré al profesor en una moderna oficina del centro de la ciudad, alejada de las paredes recubiertas de hiedra de Harvard.
Está rodeado de libros apilados en el piso, en el escritorio y en estantes, y de muchas traducciones de su obra más famosa, que originó más de 1000 encuentros académicos antes de que un grupo de pilotos suicidas convirtieran la teoría en realidad, el 11 de setiembre de 2001, lo que lo consagró como el estudioso de la era moderna más importante del mundo.
Huntington estrecha la mano con languidez y su voz es suave, pero tiene demasiada confianza intelectual como para tener timidez. Es de cara alargada y tiene una sonrisa conciliadora que desmiente la fuerza de su pensamiento. Si su apariencia es delgada, su cerebro es poderoso. A los 77 años tiene poca tolerancia con lo políticamente correcto y algunos puntos de vista sorprendentes sobre la guerra contra el terrorismo y la lucha en Irak.
"Es difícil no ser sincero sobre esto -afirma-. Si miramos el mundo, las encuestas en los países musulmanes, y no sólo en los árabes, revelan que Osama ben Laden se encuentra entre las figuras más populares". Debe de haber pocos ejemplos mejores del enfrentamiento de valores que la veneración como héroe de un asesino de masas en grandes extensiones del globo.
Cuando el ensayo de Huntington fue publicado en 1993 (se convirtió en libro tres años después) fue criticado por su pesimismo. Aquellos que lo creyeron conectado con algo se vieron impactados por el desarrollo de los acontecimientos.
"Ahora debemos reconocer algo que yo no hice. La magnitud de la creciente red de grupos de militantes islámicos con células en muchos países que estaba lanzando una guerra contra la civilización occidental. Habíamos tenido unos pocos ataques de Al-Qaeda pero nos inclinábamos a pensar en ellos como casos aislados. No advertimos que formaban parte de un esquema más amplio que se materializó el 11 de septiembre".
Se podría esperar que Huntington tuviera un acercamiento de "estímulo" con el choque épico. Si el conflicto es inevitable, por qué no ir hacia él. Por el contrario, él insiste en que la guerra contra el terrorismo es "muy desafortunada". Combatir a Al-Qaeda en Afganistán estaba justificado, porque "ésa era la base desde donde ellos atacaron", pero el "con nosotros o en nuestra contra" que enmarca a la guerra contra el terrorismo iniciada por el presidente George W. Bush ha tenido implicancias catastróficas.
"Lo que está sucediendo ahora es que todas las guerras locales entre musulmanes y no musulmanes se están incorporando a un enfrentamiento más amplio de civilizaciones", advierte el profesor mientras estudia los conflictos étnicos y regionales en Chechenia, Africa, Filipinas y otros lugares. "Ha dado a las naciones una gran excusa para decir ?estamos luchando contra el terrorismo y nos alistamos en la guerra de ustedes.´"
"Me opuse a entrar en Irak. Mi argumento era que si invadíamos Irak nos implicaríamos en dos guerras. Una contra Saddam Hussein y su ejército, que ganaríamos rápidamente, y otra con el pueblo iraquí, que nunca podríamos ganar porque el pueblo no quiere ser dominado por un poder extranjero."
Antes que la izquierda antiguerra festeje, una advertencia. En la visión de Huntington, la única manera de luchar en una guerra de civilizaciones es apuntalar los propios valores culturales. Eso significa dejar de lado nuestras fórmulas liberales tales como el "multiculturalismo" y reafirmar las tradiciones que llevaron a Occidente a ser faro de libertad y prosperidad.
Esto le causó problemas sin fin en su nuevo libro, ¿Quiénes somos?, sobre el desafío a la identidad nacional norteamericana. Fue rechazado por asegurar que la inmigración hispana amenaza los fundamentos de la sociedad predominantemente blanca, angloprotestante, basada en el individualismo y el respeto por la ley.
Hasta comentaristas de la derecha criticaron sus temores y los consideraron tonterías intolerantes, a pesar de que un puñado alabó su coraje.
Huntington minimizó las críticas y las consideró un ejemplo de lo "difícil que es tener un intercambio serio e informado sobre una cuestión fundamental como es el futuro de los Estados Unidos en tanto nación y cultura". En verdad no está molesto, ya que siente que la historia tiene una forma de reivindicarlo a largo plazo.
Cuando se trata de Europa, Huntington es igual de alarmista. Estuvo leyendo acerca de la identificación de 300 sospechosos por los atentados en Madrid pertenecientes a once células inactivas diferentes. No tiene dudas de que en las comunidades musulmanas de Gran Bretaña se esconden otros tantos grupos terroristas.
"La idea de una quinta columna seguramente es un tema. Claramente, hay un entorno propio que varía de país en país", asegura.
En Europa occidental se sienten incómodos por reafirmar los valores fundamentales de la sociedad -sugiere-, y se inician discusiones por cosas "ridículas" en las que "no hay nada material en juego", tal como el uso del velo de las niñas musulmanas en Francia.
La amenaza es mucho mayor. Cuando Huntington analiza la declinación de las tasas de natalidad del occidente cristiano y la expansión de la población musulmana, puede sentir los cambios culturales de la Tierra.
El está totalmente a favor de la tolerancia religiosa y es laxo en cuanto a sus propios hábitos religiosos: nunca va a la iglesia, por ejemplo. Pero para él la cristiandad no es una palabra fuera de época. "Algunas personas se sienten incómodas al describirlo así, pero yo no. La definición histórica de Europa es la de países que son occidentales y cristianos".
Es "perfectamente comprensible", asegura, querer que la Unión Europea sea una comunidad de países con una cultura común, un club de cristianos, así como es absurdo que los multiculturalistas condenen la reafirmación de los valores tradicionales de los Estados Unidos como "no norteamericanos"
La mejor manera de pelear la batalla de las civilizaciones es defendiendo la propia cultura. El gran error de Bush ha sido creer que los valores de una nación pueden ser exportados por los militares. Intentar imponer ideales occidentales a una cultura foránea es un terrible error épico, se lamenta Huntington.
"Ha habido una apreciación equivocada sobre hasta qué punto Irak es diferente de los Estados Unidos. Esta es una sociedad donde la familia, la tribu y el clan dominan todo. Si se está en condiciones de dar un trabajo a un miembro de la familia, se está obligado moralmente a hacerlo."
Cuanto más insista Bush en resistir hasta el fin, más probable será que los conflictos se extiendan por todo el globo. "Desgraciadamente está ayudando a crear un sentimiento, a ambos lados, de que éste es realmente un enfrentamiento entre civilizaciones. En mi libro yo decía: Tenemos que evitarlo".
Este otoño (del hemisferio norte), Huntington votará por John Kerry, el candidato presidencial demócrata. "Creo que seguramente será un tremendo adelanto para el presente momento y tendrá una visión multilateral más realista de la política exterior."
Sin embargo, no hay una solución rápida para las pasiones y enemistades mundiales que la guerra ha desatado. La respuesta está en nosotros, no en los políticos. ¿Cuánto creemos en nuestra propia cultura? ¿Deseamos de verdad defenderla con nuestros corazones y nuestras mentes? En este punto es donde Huntington cree que las elites intelectuales occidentales nos han defraudado.
"Soy un patriota y un estudioso", declara altisonante. Adviertan que, para él, el patriotismo viene primero y comienza en casa.
Traducción: María Elena Rey