Salud: las cartas sobre la mesa
Que algo anda mal, no es novedad. Que el modelo de salud en la Argentina ha fracasado, es un secreto a voces. Los pacientes están disconformes: la próxima consulta es a tres meses vista, no hay turnos para estudios, las listas de espera para cirugías son eternas… y cuando llega el momento, hay que pagar aparte… por las prótesis, el medicamento, los antitumorales, etc.
Treinta, cuarenta o cincuenta años de los aportes se diluyen en esperas… ¿Qué pasó con la plata que esas personas pusieron cuando eran jóvenes y sanos, pensando que les cubrirían los gastos de salud cuando fuesen mayores y enfermos?
El último dato comparativo muestra que la Argentina en 2017 tenía un gasto de 37.756 millones de euros en salud, destinaba un 6.61% del PBI, lo que significaban 850 euros por cápita (estos datos del gasto público de salud se pueden ver en https://datosmacro.expansion.com/estado/gasto/salud ). España gastó, en el 2019, 80.000 millones, es decir un 6.45% de su PBI (1700 euros per cápita). Alemania invierte el 10.5%, Inglaterra el 10.4%, Japón el 9.5%.
Pero veamos quienes invierten un porcentaje del PBI semejante a la Argentina. Portugal 6.5%; Australia 6.47%; Uruguay 6.58%; Eslovenia 6.2%; Arabia Saudita invierte apenas el 3% pero destina 700 euros per cápita anualmente. Polonia también gasta unos 750 euros al año.
Si bien los datos son prepandemia, ya desde antes de 2020, percibíamos que algo no andaba bien. Ahora tenemos la certeza que no funciona.
Como vemos, la inversión está entre los guarismos medios superiores (máximo 13.87% en Estados Unidos, mínimo 0,17% en Venezuela) pero sospechamos que la calidad asistencial es mejor en España y Australia que en la Argentina, mal que nos pese.
Hay muchas explicaciones a este fenómeno, pero se reducen a que no se gasta bien el dinero, específicamente por intermediación. La medicina argentina tiene un largo trayecto desde la recepción del dinero hasta sus efectores. Y esta verdad no se da solo en el ambiente estatal, sino a nivel de obras sociales y demás gerenciadoras de salud. La estructura es burocrática y redundante. Existen muchas obras sociales de gremios que cada día tienen menos afiliados. Y merece aclararse que para que éstas funcionen necesitan estructuras piramidales, es decir: mucha gente sana en la base para sostener a los enfermos en la punta. Y esto es lo que se viene deteriorando. A medida que la población envejece (en el caso argentino, existe desocupación y trabajo en negro) las obras sociales se convierten en estructuras inviables. Existen más de 230(para más precisiones ir al https://www.sssalud.gob.ar/?pague=listRnosc&tipo=7 ) obras sociales además de las OS de las distintas provincias. Por ejemplo, hay una obra social de docentes, otra de docentes particulares, otra de docentes universitarios de la UBA, otra de trabajadores de educación privada, otra de la enseñanza privada. ¿Sería muy difícil que junten esfuerzos y ahorren en personal?
Existe una obra social de trabajadores de la industria del gas y otra obra social de trabajadores del petróleo y gas privado de Chubut, también está la federación de sindicatos de la industria química y petroquímica –no muy diferentes a trabajar con gas–, además de la obra social de petroleros, la obra social de petroleros de Córdoba, la obra social del petróleo y gas privado, la obra social del personal de industrias químicas y petroquímicas de Zarate, Campana; la obra social de Petroleros Privados, la del personal de la industria petroquímica. ¿Son tan disimiles e incompatibles?
Curiosamente existe una obra social de la industria botonera (!) otra para los técnicos de futbol (hay otra para futbolistas, pero no sé por qué no pueden juntarse con los técnicos) y también ¡otra de árbitros! Hay una obra social de prensa para Buenos Aires, otra de Mar del Plata, y una de Bahía Blanca…Y los ejemplos siguen.
Todas estas superposiciones implican un gasto duplicado, triplicado, una multiplicación de estructuras administrativas, de auditorías, contratos, etc., etc., etc. ¿Acaso este costo hace que gran parte del presupuesto de salud no llegue a los efectores y se “distraiga” en estructuras redundantes?
En diciembre del 2021(fuente, El Cronista Comercial del 28/12/2021), el gobierno le dio 4500 millones de pesos a las obras sociales sindicales y con eso totalizó 22.000 millones a las obras sociales entregados además de lo que habían recaudado (una observación, en ningún país del mundo, en ninguno, los sindicatos o gremios dirigen la actividad médica, en ninguno).
En el 2020 el aporte del gobierno fue de casi 30.000 millones debido a la pandemia y la cuarentena instaurada.
A todo esto, vale aclarar que son pocos los casos en los que los médicos, clínicas y personal de salud recibieron un incremento acorde al aumento otorgado en las paritarias y tampoco recibieron el aumento acordado por la Superintendencia de Seguro de Salud en su resolución 2125. ¿A dónde va todo este dinero?
Es tiempo de un debate serio, mirándonos a los ojos, con todas las cartas sobre la mesa para hablar de la salud de los argentinos.
Oftalmólogo, miembro de la Comisión Directiva de Cameof