Sahra Wagenknecht, la estrella de la izquierda alemana cuyo éxito hace ilusionar a la oposición
La anexión de Crimea por parte de Rusia está justificada. Grecia debería anular su deuda. Shimon Peres instiga a la violencia. Alemania del Este fue un mejor Estado que la actual Alemania Federal. Cuba es una esperanza para el Tercer Mundo. Es posible sentarse en el Parlamento alemán y defender todas estas causas a la vez.
Así lo hace Sahra Wagenknecht, una estrella de la izquierda alemana cuyo auge parece imparable. El comunismo está vivo en la locomotora europea y cuando faltan meses para que se cumplan 25 años de la caída del Muro, el próximo 9 de noviembre, hay quienes todavía consideran que el bloque soviético fue un mal menor en comparación con el actual orden capitalista. Sahra, "la roja", 44 años de peculiar belleza e inteligencia, polariza el debate político en el país de Angela Merkel. El 10% de los alemanes apoya su partido, Die Linke (La Izquierda), que es actualmente la mayor fuerza opositora y que, según analistas, estaría lista para gobernar en una coalición después de las próximas elecciones.
Cuando este mes Sahra Wagenknecht renunció a la secretaría del partido para concentrarse en el Parlamento, donde es vicepresidenta, quedó claro que no sería un paso atrás. Esta ambiciosa política apunta a ser la futura candidata de la formación que nació en 2007 de la fusión de sectores de la izquierda del este y el oeste del país. Para hacerlo deberá quizás moderar su discurso, considerado "más a la izquierda de La Izquierda", según el diario izquierdista Die Tageszeitung (Taz).
"Las sanciones no son una estrategia, sino la prueba de que no hay ninguna", sorprendió Wagenknecht otra vez a todos hace un mes al citar esta frase de Henry Kissinger, para manifestar su más dura crítica contra la actitud de Occidente frente a la crisis en Ucrania. Reconoció en este contexto que el referéndum en la península de Crimea, que la anexionó a Rusia, implicaba una violación del derecho internacional. Sin embargo, argumentó que esto "tiene que ver directamente con lo que ocurrió antes en Kiev: se formó un gobierno de transición donde, por un lado, las minoría rusas no tienen ninguna representación y, por otro, está presente un partido abiertamente fascista y antisemita. Consideramos que el reconocimiento de este gobierno, también por parte de Alemania, es un fracaso y que fue la causa de la agudización de la situación".
Europa, según Wagenknecht, necesita que también los intereses de Rusia estén garantizados si se quiere mantener la paz y la estabilidad. Dicho de otra manera: la actual situación en Ucrania es culpa de Occidente y su expansión "capitalista" hacia Oriente. Se trata de opiniones que tienen cierta difusión entre jóvenes alemanes y que, sin embargo, provocaron una ola de indignación en todo el espectro político, y hasta en las filas de la propia Die Linke. Otra vez, Sahra se colocó más a la izquierda de su partido. Causó así la reacción indignada del vicecanciller socialdemócrata (SPD) Sigmar Gabriel y congeló, de momento, la operación de acercamiento entre los dos partidos, cuya alianza podría derrotar a los conservadores de Merkel en las elecciones de 2017.
Entre Rosa y Frida
Lo de callar por conveniencia no pertenece al estilo de esta mujer que se inspira abiertamente en Rosa Luxemburgo y en Frida Kahlo: en plena campaña electoral, hace un año, se dejó fotografiar por la revista Gala en imágenes que reproducían los cuadros de la celebre artista. Fue una sorpresa poco en línea con su estilo, pero también un mensaje político apreciado por sus partidarios.
Nació en 1969 en la ciudad oriental de Jena, de madre alemana y padre iraní. Tuvo escasos contactos con este último, quien volvió a Irán cuando ella era todavía muy pequeña. Empezó la escuela en Berlín Este, cuando su madre decidió mudarse ahí. Perteneció, como la mayoría los jóvenes de la República Democrática Alemana (RDA), a la Juventud Comunista. Desde muy joven tuvo problemas con el régimen. Durante las lecciones militares obligatorias para todos los estudiantes de la Alemania del Este, ella rechazaba la comida. Su comportamiento fue visto entonces como una actitud subversiva. Por esto le fue denegado el acceso a los estudios universitarios y fue asignada a un empleo como secretaria.
Fueron años en que estudió como autodidacta. Cuando cayó el Muro, y con él, el comunismo, quedó claro que no tenía resentimientos hacia el sistema político que le había impedido estudiar. "No tenía nada que festejar. Yo quería una RDA diferente, mejor. Mi esperanza quedó destruida aquella noche", comentaría más tarde. "La RDA fue un Estado mejor que la Alemania Federal" y también "el Estado más pacífico de la historia de Alemania" son algunas de sus controvertidas afirmaciones.
Entró en 1992 al PDS, el partido socialista que heredaba las cenizas del partido único de la RDA y que más tarde confluiría en Die Linke. Ahí coordinó la plataforma comunista. Paralelamente completó sus estudios: se graduó en filosofía con una tesis sobre las influencias de Hegel en el pensamiento de Karl Marx. Más tarde estudió economía política.
Estuvo en el Parlamento Europeo desde 2004 hasta 2008 y finalmente entró en el Parlamento alemán en 2009. Alcanzó la atención internacional durante la crisis de las deudas en Europa, al criticar, en su libro Libertad en vez de capitalismo las fundamentos de la unión monetaria, que, en su lectura, producen una creciente brecha social. Entre 2011 y 2012 los programas de televisión alemanes se peleaban para tenerla como invitada. Su estilo ("una mezcla entre las pasarelas de París y la ropa de la abuela", según una provocación de Der Spiegel) se convirtió en un ícono. "Sahra Wagenknecht tiene un sueño", tituló el semanal liberal Die Zeit. Según ella, "acabar con la dictadura de los mercados financieros" es posible, tal y como revolucionar la sociedad actual hacia un modelo donde el Estado garantice a los ciudadanos los servicios fundamentales: vivienda, educación, sanidad, agua, energía, bancos e industrias clave.
Las controversias políticas acerca de Wagenknecht no sólo tienen que ver con que está en pareja con el fundador de Die Linke, de 71 años, Oskar Lafontaine, sino con otros aspectos. En 2010, cuando el presidente de Israel Shimon Peres visitó Alemania en ocasión del Día de la Memoria del Holocausto, ella no se puso de pie durante su discurso frente al Parlamento. Más tarde explicó que consideraba a Peres "responsable de una guerra" y de "difundir la mentira del arsenal nuclear de Irán".
En otras ocasiones se expresó a favor de la Venezuela de Hugo Chávez y de Cuba, cuyo sistema "es una luz de esperanza para otros en el así llamado Tercer Mundo". En el curso de las recientes protestas en Caracas firmó un comunicado de apoyo al presidente Nicolás Maduro y denunció "un intento deliberado de desestabilizar el país".
Analistas alemanes indican que después del tercer mandato de Merkel podría llegar la hora de la izquierda en Alemania. Esto depende mucho también de la capacidad de Die Linke de alcanzar acuerdos con otros partidos para formar una coalición. El trabajo de Sahra Wagenknecht en los próximos años será, aquí, decisivo.