Ruben Santantonín. El "fantasma" de La Menesunda
Poco se sabe de este artista misterioso, más allá de su colaboración con Marta Minujín en la obra presentada hace medio siglo en el Instituto Di Tella
Con más de cincuenta mil visitas desde su reinauguración en octubre, La Menesunda probó su estatus como obra simbólica del arte argentino de los años 60, al invitar a que una enorme mayoría que la había visto en fotos experimentara su recorrido pop-multisensorial. No sólo volvió como un hit en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires: en la muestra The World Goes Pop, que cerró el 24 de enero en la Tate de Londres, los visitantes se amontonaban para ver las escenas en blanco y negro del Instituto Di Tella.
Caracterizada por la teórica neoyorquina Lucy Lippard como la primera obra "participativa" de la historia del arte, no hay manera de separar La Menesunda de Marta Minujín. Todo el mundo asume que es una de sus obras clásicas del período pop. Sin embargo, esa legendaria ambientación (reconstruida ahora como La Menesunda según Marta Minujín y donada por la artista al museo, donde se exhibe hasta el 22 de mayo) fue, en principio, idea de dos.
Ruben Santantonín, el fantasma de La Menesunda, es ese señor de bigote ancho, polera y anteojos que suele aparecer en las fotos sepiadas con la prepsicodélica y veinteañera Minujín. Lo vemos junto a la puerta de acrílico y los neones, como si fuera el padre de la enfant terrible, un eco tardío de los años 40 en los 60. Según la presentó el Di Tella en 1965, la obra efímera fue realizada por Minujín y Santantonín con la colaboración de Pablo Suárez, David Lamelas, Floreal Amor, Leopoldo Maler y Rodolfo Prayón. La muerte de Santantonín en 1969, a los 49 años, y la proyección global de Minujín borronearon con el tiempo la firma original.
¿Cómo es posible que Santantonín haya sido coautor de una de las obras más difundidas de la historia del arte argentino y que su nombre sea prácticamente desconocido?
Biografía de un pintor-cosista, cronología que presenta el catálogo de la versión 2015 de La Menesunda, rinde cuenta de un final asordinado. Excepto trece fotos que Santantonín habría tomado para el Happening de la participación total, de Roberto Jacoby y Eduardo Costa, no registra actividad entre 1965 y 1969. Hay un viaje no comprobado a Italia en 1966 y, luego, como un acto ritual, se habla de la quema de todas sus obras sin explicación. Es lo último que se sabe de él hasta la causa (ataque cardíaco) y la fecha (20 de abril) de su muerte en 1969. Su aparición es igual de incierta: nace en 1919 en Villa Ballester, pero su vinculación con la escena artística no tiene registro hasta 1958.
"Me lo presentaron junto con Emilio Renart en 1960. Ellos venían a verme pensando que yo era un especie de erudito, y se encontraron con un pendejo que estaba haciendo la colimba. No sé de dónde salió, nunca supimos cuál había sido su vida anterior. Venía a ver lo que hacíamos, de qué hablábamos en el bar Moderno. Era como si fuera un tipo del campo para mí, no parecía un bicho de ciudad. ¿Fue artista antes?", se pregunta Luis Wells. Según la historia escrita del arte, ambos compartieron la muestra Collage y cosas en Lirolay en septiembre de 1961. "Confluimos de casualidad –agrega–. Fueron dos muestras separadas que se presentaron juntas. De Santantonín lo que puedo decir es que se había puesto muy en mi línea. Tonos marrones, cartones, cosas de papel. Yo era muy chico y él tenía más discurso que yo. Yo hablaba de la unión de la pintura y la escultura porque no sabía expresarlo, pero tendría que haber hablado de objeto. Entonces él, en su texto de la muestra, dice: ‘Yo no quiero hacer la unión de la pintura y la escultura, lo que quiero hacer son cosas’. Y de ahí sale la teoría de que él inventó esto. Creo que se hizo un gran mito. En fin."
El texto al que hace referencia Wells se titula Hoy a mis mirones. Allí, Santantonín esboza un manifiesto: "Creo que hago cosas. Intuyo que comienzo a descubrir una forma de hacer que me coloca frente a la encrucijada existencial con una más intensa vibración que si reduzco mi ser […] al canon de la pintura…". La idea de "cosa" se instaló como un nexo entre Santantonín y la muy joven Minujín, que volvía de una beca en París. "Yo tampoco sé de dónde salió, quizás me lo presentó Greco en el Moderno, no sé… Pero nos hicimos íntimos amigos, era una de las pocas personas con las que podía hablar en Buenos Aires", dice Minujín. "Rubén vivía por Flores, venía de un ambiente no intelectual distinto del nuestro y le interesaban las cosas populares. Fue lo que inmediatamente se volvió contemporáneo con el pop. Mientras yo estaba con los colchones, él usaba materiales de la fábrica de corpiños de la familia de Floreal Amor."
¿Y qué cosa era "la cosa"? "Lo popular, sacar lo rústico que uno tiene adentro –dice Minujín–. Mirábamos las vidrieras de Lavalle y Florida, la decoración de las tortas... Todo lo cursi nos interesaba. Al mismo tiempo, la cosa que uno llevaba dentro era confusa y escabrosa."
Antes de partir en dos la década de 1960 con La Menesunda, Minujín y Santantonín participaron en muestras colectivas en Buenos Aires y en el exterior (Walker Art Center). En Sade libre, en el Atelier Scornavache, presentaron un Homenaje a Isabel Sarli. Y, al filo de ese agitado 1964, Santantonín tendría una individual en Lirolay llamada Cosas, antesala del fenómeno que desatarían en mayo siguiente en el Di Tella. "Tenía una casa con muchas habitaciones donde planeamos La Menesunda. Pasábamos todo el día juntos", recuerda Minujín.
La cronología consigna que el primer intento fue un laberinto que los dos presentaron a Romero Brest junto con Kenneth Kemble, Emilio Renart y Luis Wells. El sobreviviente del grupo informalista corrige: "La idea del laberinto salió de las reuniones que teníamos en la casa de Kemble en Martínez, a las que Santantonín solía venir. Le llevamos una maqueta a Romero Brest y él la rechazó porque apoyaba el crecimiento del grupo pop. Al poco tiempo vimos que Santantonín estaba involucrado en La Menesunda y nos enojamos con él. Pero las cosas pasaban tan rápido en 1965 que nos olvidamos pronto".
David Lamelas participó del armado de la ambientación en el Di Tella. Hoy, desde Berlín, resalta vía mail: "Rubén fue el CREADOR de La Menesunda junto con Marta. Creo que fue el artista argentino más moderno de de su generación y lo comparo con Lucio Fontana a nivel del corte con la tradición académica del arte argentino de ese momento".
La (auto)destrucción de las "cosas" de Santantonín contribuyó a invisibilizar su aporte. Mientras, su nombre vuelve a aparecer en el Museo de Arte de Filadelfia en el marco de la muestra International Pop. Aunque Santantonín nunca quiso llamarse a sí mismo "pop". Qué cosa…