Rosario Bléfari y su taller de canciones a medida
La cantante y compositora cuenta cómo se le ocurrió ofrecer un servicio original, poético y gratuito: escribir letra y música de temas pop a partir de los pedidos del público
"¿Se necesitan más canciones? Esa es la pregunta que muchas veces nos hacemos los que componemos canciones". Así comenzó la conferencia de Rosario Bléfari en el ciclo Mis documentos, curado por Lola Arias. En su performance, la cantante y compositora contó los detalles del proyecto Canciones a medida: una convocatoria que lanzó en 2013 a través de Facebook para invitar a sus seguidores a enviarle cartas con pedidos específicos. "En pocos días me llegaron treinta y me puse a trabajar en los primeros temas. Uno era para superar el miedo y mantener la calma aún en las situaciones más angustiantes. Alguien me pedía una canción para celebrar el instante y otro para entender la búsqueda de la felicidad".
-¿Cómo surgió la idea del taller de canciones a medida?
-El proyecto se me ocurrió hace un par de años a partir de ejercicios para quienes quieren hacer canciones o ejercitar la escritura en busca de canciones. Muchos de estos ejercicios consistían en concebir la canción antes de hacerla, reunir elementos, investigar, preparar lo que puede ser utilizado, diseñar, bocetar. Así apareció la idea de formular un pedido de canción antes de hacerla. Un día quise que me pidieran de verdad las personas que yo no conocía para probarme a mí misma si era posible hacerlo como un ejercicio real, que sale del entrenamiento del taller y se vuelve algo más, poniéndose en contacto con otros. Los compositores, en este caso, estaríamos prestando un servicio con nuestro manejo del oficio como un carpintero o un sastre que hace algo "por encargo". Cuando uno encarga un mueble o una pieza a un herrero, elige a ese autor, cuenta con su estilo, pero pide algo determinado.
-¿Cuáles fueron los pedidos que más te conmovieron y por qué? ¿Cuáles los más difíciles de resolver?
-Todos los pedidos son conmovedores a partir del hecho de que hay alguien que está necesitando una canción y que si no la necesitara no podría ni siquiera formularlo. El pedido es la semilla de una posible canción, es el lugar para una canción nueva. Las demandas van de ruegos a celebraciones, desde historias que contar hasta reclamos que hacer. Las canciones que la gente pide y que puedo vislumbrar a través de esta pequeña muestra parten de necesidades y las necesidades conmueven; siempre son profundas. Desde el día que los recibí y cerré la convocatoria, ya que seguían llegando, siento la obligación de poner estas canciones en marcha. La mayoría me resultan imposibles de cumplir perfectamente y de alguna manera trabajo con eso, sabiendo que el pedido es como la utopía de esa canción. Yo trato de guiarme con su luz pero es posible que no lo pueda conseguir por completo.
-¿Con qué criterios elegiste los pedidos que contaste al público?
-Son canciones a medida de la necesidad de canción de otro. A veces, en algunos pedidos, hay algunos detalles personales porque son los que necesito para hacer la canción. Me los proporcionan si lo consideran necesario. En otros casos, lo que me envían son explicaciones acerca de cómo debería ser la canción, para qué la necesitan o por qué.
-¿Qué te interesó de la propuesta del ciclo Mis documentos para presentar en ese marco tu proyecto?
-Me atrajo la idea de poner en escena una idea, un deseo. Además me interesaba mostrarla desde su nacimiento hasta que la puse en marcha porque eso me permitiría revisar el proceso, recuperar cosas y avanzar un poco más. Parte de esta idea es la difusión de sí misma, que otros la copien o la adapten a su entorno, a su alcance, a su propia medida. Todo esto se cumplió. Las canciones ya terminadas se consolidaron y yo me comprometí más con la idea. Cuando recibí la invitación de Lola Arias pensé en todo esto y así ocurrió.