Roberto Baradel tiene razón
El secretario general del Suteba, Roberto Baradel, acaba de revalorizar las clases presenciales. En declaraciones a una radio reproducidas por LA NACION aseguró: "Por lo menos, con las articulaciones correspondientes, necesitaríamos el ciclo lectivo del año que viene y el otro. Dos años para recuperar los contenidos y aprendizajes". Se refería a las consecuencias de la suspensión de clases por la pandemia en provincia de Buenos Aires, aunque su análisis puede aplicarse a otras jurisdicciones.
Baradel hacía especial mención a los que terminan los ciclos: "Pero el tema más grave lo tenemos con los que terminan el secundario, que no tienen posibilidad de articular con el siguiente ciclo". Finalmente remataba con un testimonio personal: "Yo tengo una hija que tendría que ir a la escuela y está pasando esto. Es muy importante la vinculación con la escuela y en este proceso se deben priorizar a los que habían perdido el contacto y los que están a punto de egresar."
Es crucial su testimonio de padre y de dirigente gremial. Crea una inmediata empatía con los cientos de miles de padres bonaerenses que desde 2004, cuando él asumió como secretario general del Suteba, han visto como sus hijos perdían 178 días de clases por los paros dispuestos por la organización que comanda. Esos chicos no han ido a estudiar casi un año escolar durante la gestión Baradel, sin ningún tipo de conexión con la escuela, ni siquiera virtual. Durante la gestión de Cambiemos en la provincia que condujo María Eugenia Vidal los chicos bonaerenses sufrieron más de 40 de esos 178 paros del Suteba.
Por lo menos en esta pandemia ha existido una conexión parcial. Si bien la no presencialidad ha afectado la sociabilidad, algo esencial que la institución escolar proporciona, la tarea heroica de cientos de miles de docentes en todo el país está dando sus frutos.El coronavirus ha empujado a una desconexión con la escuela que gracias al esfuerzo de docentes y directivos, a los que hay que agregar el papel crucial de los preceptores en secundaria, ha sido relativa para millones de chicas y chicos de todos los niveles, que junto a sus familias han hecho una tarea silenciosa pero conmovedora.
Si bien la no presencialidad ha afectado la sociabilidad, algo esencial que la institución escolar proporciona, la tarea heroica de cientos de miles de docentes en todo el país está dando sus frutos
Es curioso que no se haya incluido a los docentes entre las profesiones esenciales, junto a los agentes del sistema sanitario. Desde el primer día de la pandemia fueron quienes con la coordinación de los ministerios provinciales se organizaron para que, con la bomba atómica del Covid-19 estallada, las escuelas siguieran funcionando. Docentes, estudiantes y padres estuvieron en la trinchera desde el primer día y hoy todavía están. Con lo cual, no sería osado conjeturar que lo acaecido este año, con su excepcionalidad, será menos nocivo para las alumnas y alumnos que lo sufrido por ellos a raíz de los paros dispuestos por Baradel y el resto de la dirigencia sindical. Por eso es tan valioso que ahora el máximo representante del gremialismo reconozca sin cortapisas que la suspensión de clases presenciales, como sucede cuando hay paros, es un daño casi irreparable para un estudiante y sus aprendizajes.
No sería osado conjeturar que lo acaecido este año, con su excepcionalidad, será menos nocivo para las alumnas y alumnos que lo sufrido por ellos a raíz de los paros dispuestos por Baradel y el resto de la dirigencia sindical
Quizás sea importante contraponerle a esa resignación que expresa Baradel en sus dichos que lo hecho por los docentes en todos estos meses tiene resultados para mostrar. Durante la gestión de Alfredo Cornejo elaboramos para Mendoza un sistema de nominalidad de alumnos llamado Gestión Educativa Mendoza (GEM) que ha permitido a la actual gestión de Rodolfo Suárez y José Thomas en la Dirección de Escuelas, seguir las trayectorias de cada uno on line en toda la provincia. Esto les ha permitido conducir un proceso de trabajo muy fino en las escuelas de todos los niveles obligatorios, que está arrojando resultados alentadores.
Así, por ejemplo, se sabe con certeza que 14.246 alumnos de primaria y secundaria tenían en agosto trayectorias de baja intensidad, lo que es el 4,85% de los 293.793 alumnos de esos niveles. Por ahora los medios de Mendoza titulan que hay alrededor de 15.000 chicos en problemas educativos serios. Quizás en un futuro cercano veamos un título que diga que casi 280.000 están dando una dura batalla junto a sus maestros y padres y que están ganando. Pues lo que están haciendo ya es un triunfo. Más del 95% está transitando trayectorias con resultados diversos, algunos muy buenos. Y, además, se está evaluando y poniendo nota cuando es posible, que será tenida en cuenta. Y el que tenga problemas seguirá en proceso hasta 2021 en una unidad pedagógica con 2020. El mismo informe da cuenta personalizada de asistencia a actividades educativas, dificultades tecnológicas y de conectividad, cantidad de evaluaciones en materias prioritarias, etcétera. Los últimos reportes ya dan cifras de las tareas de reparación y asistencia que está realizando la Red de Apoyo a las Trayectorias Escolares, centrada en los más desprotegidos y con mayores problemas.
Todo esto, gracias al trabajo de docentes, preceptores y directivos que enorgullecen a Mendoza. Lo excepcional es que se está pudiendo seguir y asistir en lo posible a los chicos y chicas de carne y hueso, uno por uno, merced al esfuerzo de ellos, junto a sus familias, para estar conectados. Al salir de la pandemia se podrá hacer un balance. Por ahora, me tomo de los dichos de Baradel y los reafirmo: tener clases es esencial y es difícil recuperar cuando no se las tiene.
Exdirector General de Escuelas de Mendoza