Río de Janeiro. El arte busca su propia medalla
MARAVILHOSA. Decidida a volver a ser el centro de la vida cultural brasileña, la ciudad organiza exposiciones con obras locales y de todos los rincones del mundo
A partir del 5 de agosto, con la inauguración de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, la atención del mundo estará concentrada en las competencias deportivas. Pero Río ya ha puesto en marcha una inmensa oferta artística para los visitantes que quieran explorar sus museos, centros culturales, teatros, galerías, parques y hasta favelas, con la que la Cidade Maravilhosa pretende recobrar su antigua fama de capital cultural de Brasil.
“Como parte del proyecto de fomento olímpico, desde mayo y hasta septiembre tenemos miles de exposiciones, espectáculos, shows y eventos con los que intentamos mostrar un poco de la riquísima producción creativa carioca y de todo Brasil”, afirmó a la nacion el secretario de Cultura carioca, Júnior Perim, quien resaltó que la mejor forma de aprovechar estas variadas propuestas es obtener el Pasaporte Cultural Río (www.passaporteculturalrio.com) que permitirá disfrutar gratuitamente o con grandes descuentos la mayor parte de las actividades programadas por la Alcadía.
Y si existe un punto donde la cultura de Río late hoy con más fuerza es el Centro histórico, repleto de espacios artísticos tanto en instituciones como en sus morros y calles, sobre todo después del ambicioso proceso de reurbanización de la zona portuaria y la creación de la Orla Conde, que recuperó la primera rambla de la ciudad. “Ganó una cualidad fenomenal como lugar de encuentro para los cariocas, que recomendaría mucho redescubrir”, apuntó Perim.
Éstas son apenas algunas de las principales exposiciones –brasileñas e internacionales– que se podrán ver en Río durante los Juegos Olímpicos.
Introducción al arte local
El Museo de Arte de Río (MAR), una de las anclas culturales del renovado Centro carioca, en la Plaza Mauá, presenta la megaexposición El color de Brasil, que ofrece un completo recorrido por la historia del arte brasileño. Abarca desde el barroco colonial hasta los artistas contemporáneos más reconocidos, como Beatriz Milhazes, Vik Muniz y Adriana Varejão, pasando por obras de Di Cavalcanti, Lasar Segall, Cândido Portinari, Anita Malfatti, Hélio Oiticica, Lygia Clark, Alfredo Volpi, Tomie Ohtake y Luiz Zerbini. Especial atractivo tendrá la obra Abaporu, de Tarsila do Amaral, prestada para la muestra por el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
El poeta volador
Del otro lado de la Plaza Mauá, el futurista Museo del Mañana, diseñado por el español Santiago Calatrava, propone una muestra interactiva dedicada al visionario Alberto Santos Dumont, inventor que fue pionero de la aviación en Brasil y supo conjugar ciencia, tecnología y arte. Vale la pena sumergirse de lleno en el resto del museo, que alerta sobre el impacto del ser humano en nuestro delicado planeta.
Triunfo del color en Europa
Con el auspicio de los parisinos Musée d’Orsay y Musée de l’Orangerie, el Centro Cultural Banco do Brasil (CCBB) trae por primera vez al país 75 obras maestras del posimpresionismo, con telas de reconocidos artistas europeos como Vincent Van Gogh, Paul Gauguin, Georges Seurat, Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Cézanne y Henri Matisse.
Movimientos modernos
Dueño de un impresionante acervo del siglo XIX hasta hoy, el Museo de Arte Moderno (MAM) expone gran parte de su colección, que incluye pinturas, esculturas, fotografías e instalaciones concebidas por artistas internacionales como Félix Nadar, Auguste Rodin, Alberto Giacometti, Constantin Brancusi, Jackson Pollock, Henri Moore, Lucio Fontana, Jean Arp, Alexander Calder y Keith Haring, además de los brasileños Antonio Dias, José Damasceno, Cildo Meireles, Regina Silveira, Ivens Machado y Willys de Castro.
Los Juegos de la Antigüedad
En homenaje a la máxima fiesta del deporte mundial, el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) se zambulle en los orígenes de los Juegos Olímpicos en Grecia y Roma, a través de esculturas, ánforas, mosaicos y objetos que retratan escenas deportivas. La exposición es posible gracias a la colaboración de los Museos Vaticanos, el Museo Arqueológico de Nápoles, el Museo de Arte Clásico de la Universidad de Roma y los Museos Capitolinos, entre otros.
Antecedente latinoamericano
Convertido en la Casa México para estas Olimpíadas, el Museo Histórico Nacional (MHN) recibe una muestra de fotografías, uniformes y equipamientos que recuerda los primeros Juegos celebrados en América Latina, en México en 1968.
También fotografía
Con su fascinante archivo de imágenes, el Instituto Moreira Salles (IMS) presenta una exposición centrada en cuatro grandes nombres de la fotografía moderna en Brasil: José Medeiros, Marcel Gautherot, Thomas Farkas y Hans Gunter Flieg.
Aires de Oceanía
En su sede del antiguo Casino de Urca, el Instituto Europeo de Diseño (IED) será “invadido” por 15 países-islas del Pacífico (Fiji, Guam, Kiribati, Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Palaos, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Islas Cook, Samoa Americana, Samoa, Tonga, Tuvalu y Vanuatu) que realizarán allí shows musicales, exposiciones de artes y muestras de artesanías, además de carreras de canoa polinesia.
Pintura olímpica
Quienes visiten el Centro de Río de Janeiro durante los Juegos Olímpicos se sorprenderán con el colorido mural Etnias, del grafitero paulista Kobra (ver imagen arriba), que con sus 3000 metros cuadrados pretende ser la pintura callejera más grande del mundo.
Conocido por sus caleidoscópicas relecturas de icónicas imágenes, escenas urbanas o personajes famosos como Mahatma Gandhi, Ayrton Senna, Nelson Mandela, Albert Einstein, Oscar Niemeyer, Martin Luther King Jr. y John Lennon, Kobra (Carlos Eduardo Fernandes Leo), de 40 años, aceptó la invitación de RioTur para entregar como legado olímpico a la ciudad esta obra. Se trata de cinco gigantescos rostros de pueblos originarios representativos de cada uno de los cinco continentes: de las tribus karen de Tailandia (Asia); los hulis de Papúa-Nueva Guinea (Oceanía); los kaiapó, de Brasil (Américas); los chukchis de Rusia (Europa), y los mursi, de Etiopía (Africa).
“Es parte de una secuencia de murales que estoy haciendo en todo el mundo llamada ‘Miradas de Paz’, para celebrar la unión de las razas y de las culturas”, contó a LA NACION el artista, que además de trabajar con sus tres permanentes asistentes, esta vez cuenta con la colaboración de varios otras personas, entre ellos el tatuador argentino Carlos Salazar, 28, de Mar del Plata.
“Es un privilegio para mí poder colocar mi trabajo en lugares tan importantes, como acá, en el Boulevard Olímpico, pero también busco hacerlos en sitios de la periferia de las grandes ciudades porque son mis orígenes y conozco las dificultades que tienen los niños en esos barrios; para ellos el arte puede representar una alternativa a una vida de pobreza, drogas, violencia y criminalidad. Mis murales no se tratan sólo de una cuestión estética, tienen como objetivo pasar un mensaje optimista”, apuntó Kobra.
Aunque el renombrado grafitero ya recibió cuatro invitaciones para trabajar en Buenos Aires, hasta ahora ninguna se ha concretado.
“Me encantaría poder hacer algo en la Argentina porque no conozco el país. Mi trabajo tiene mucho que ver con la memoria y la historia de los lugares, y creo que en Buenos Aires habría grandes posibilidades de hacer algo muy especial”, opinó.