Rick Eaton, de apresar nazis a buscar odio en las redes
Integrante del Centro Simon Wiesenthal y hombre clave en la captura de Erich Priebke en Bariloche, hoy se dedica a detectar amenazas extremistas en Internet
"Si no hubiera cometido tantos errores, tal vez habríamos descubierto a 200 o 300 como él", se lamenta Rick Eaton, el hombre que hace casi tres décadas consiguió la información clave para que Erich Priebke, el jerarca nazi acusado de matanzas como la de las Fosas Ardeatinas en 1944, dejara de ser uno de los hombres más respetados de la comunidad alemana de Bariloche y pasara sus últimos días en una cárcel romana.
El carácter obsesivo de Eaton, que pasados los 60 años sigue trabajando para el Centro Simon Wiesenthal en su sede de Los Ángeles, California, lo lleva, una y otra vez, a repetir su búsqueda: denunciar a los mensajeros de odio, muchos de los cuales fueron detenidos o pasaron por el continente. Como Adolf Eichman, responsable de la denominada Solución Final que enviara a millones de judíos a las cámaras de gas, que finalmente fue descubierto en el Gran Buenos Aires, y juzgado y ejecutado en Jerusalén. O Josef Mengele, el médico que pasó a la posteridad por sus inhumanos experimentos en el campo de concentración de Auschwitz, en Polonia, y murió en Brasil. O el propio Priebke, descubierto gracias a la "colaboración" de uno de sus antiguos camaradas, Reinhard Koops, quien al verse presionado en plena calle por un periodista de la cadena ABC delató a su vecino en el enclave turístico rionegrino.
"Priebke era el jefe, la cabeza de la comunidad alemana en Bariloche, y lo querían todos. Parecía que el único que no lo quería era Koops", ironiza ante la nacion el "cazanazis" sin perder sus modos amables pero formales.
En el salón de un hotel porteño, al que llegó días atrás como paso previo hacia Tucumán, donde coordinó una capacitación para jóvenes "descubridores de odio" en las redes sociales, Eaton vuelve una y otra vez a aquel encuentro secreto con Koops (aquí llamado Juan Mahler) en un hotel barilochense, al que llegó con una identidad falsa y un grabador escondido entre sus ropas. "Me presenté como un millonario que venía dispuesto a apoyar a los movimientos neonazis. Él se mostró entusiasmado: me presentó a un oficial de inteligencia de las SS, me mostró fotos y me contó de sus vínculos con la Cruz Roja", relata. Eaton volvió a Los Ángeles con esa valiosa información, y logró que el propio Simon Wiesenthal, veterano sobreviviente y tenaz perseguidor de los nazis escondidos por todo el mundo, ordenara a su organización acelerar la búsqueda de Priebke, finalmente extraditado a Italia, condenado por crímenes de guerra y muerto en la cárcel de Roma, en 2013.
A seis años de aquella muerte en prisión, que para Eaton fue "lo máximo que se pudo conseguir, tomando en cuenta que ningún castigo es suficiente para lo que él hizo", el funcionario nacido en Ohio cuenta que cambiaron sus prioridades y las de la organización que representa. Ya no dedica, como en los años noventa, la mayor parte de su tiempo a reunir información sobre nazis escondidos en algún paraíso tercermundista: hoy se centra en el "ciberterrorismo", las amenazas (a veces concretadas) de violencia y odio que se replican a través de las redes sociales.
"Creo que es más fácil encontrar a quienes predican hoy el odio, la judeofobia o islamofobia, que a aquellos criminales de guerra que escaparon de Alemania", asegura. Y explica: "No sabemos quién está exactamente detrás en la PC, pero ellos intentan comunicarse a través de las redes y son fáciles de detectar. Los grupos extremistas necesitan que los vean y reclutar nuevos seguidores", afirma, otra vez con una media sonrisa.
La semana pasada, Eaton y el representante para América Latina del centro, Ariel Gelblung, dieron una charla para 25 jóvenes tucumanos, seleccionados para formar parte de un grupo de buscadores de odio en las redes sociales del continente. No se incluyeron solo a aquellos que emiten mensajes contra judíos, el Estado de Israel o la religión musulmana: también agregaron ataques contra inmigrantes de países limítrofes y quienes sufren bullying por edad, sexo o condición física. Eaton también se muestra preocupado por "el crecimiento en las universidades norteamericanas de los grupos antisionistas", o por el uso que grupos terroristas como Estado Islámico hacen de las redes sociales.
Se trata, por cierto, de una tarea sin fin: luego de la televisación en vivo de la matanza en dos mezquitas de Nueva Zelanda, la red social presidida por Mark Zuckerberg implementó controles relacionados con los videos en vivo. "Preparémonos para ver, en los próximos años, gente pegándole a otra y esas cosas, aunque no haya matanzas", se resigna, aunque deja un mensaje final esperanzador. "Del 45 al 83, en Argentina y todo Sudamérica los nazis fueron bienvenidos. Hoy se trabaja para erradicar el odio en todas sus formas", sentencia.