Retrato de un frente bélico clave
Sobre Un ejército al amanecer, de Rick Atkinson
Tres libros se han publciado recientemente del periodista e historiador Rick Atkinson, nacido en Alemania en 1952, de un matrimonio mixto entre madre y padre oficial del ejército norteamericano: Un ejército al amanecer, Los cañones del atardecer y El día de la batalla. No son los únicos. Vendrán otros de este autor prolífico, que fue durante años investigador y corresponsal de The Washington Post, diario del que se retiró para escribir estos libros monumentales.
El atractivo título Un ejército al amanecer es el primero de la trilogía y está dedicado a la guerra en el norte de África entre 1942 y 1943. Como les suele ocurrir a muchos autores, Atkinson se pone literario al nombrar algunos de los capítulos, con lo cual el lector se ve obligado a un incómodo y exasperante ejercicio adivinatorio. Otros, aunque unos pocos, son más literales y refieren acciones o lugares reconocibles. Pero más allá de estos detalles menores, la obra presenta un despliegue narrativo de gran envergadura al abordar uno de los frentes más grandes y complejos que tuvo la Segunda Guerra Mundial.
Atkinson destaca que el norte del África fue el escenario del primer paso de Estados Unidos para convertirse en la gran potencia mundial en la que se convirtió. Según el autor, fue allí donde empezó a notarse el inmenso poder industrial de los norteamericanos, donde la fuerza bruta imperó, aunque –dice– no fue lo único.
Ante lo que parecía un panorama alentador –los conocidos prolegómenos de la invasión de Europa por Alemania, el acuerdo para mantener una Francia semiindependiente y otra bajo el gobierno nazi, con los italianos como aliados–, Hitler llegó a proclamar que la guerra estaba ganada. Pero una sorpresa le hizo tragar sus palabras: la supuesta invasión por aire de Inglaterra fue frustrada por la RAF. Asimismo Franco se negó a permitir que los nazis atacaran Gibraltar. Y los italianos, siempre con la palabra victoria en la boca, fueron destrozados en Grecia y se salvaron gracias a unidades de la Luftwaffe.
Atkinson narra como si escribiera una novela, con lo cual lleva al lector a seguir a uno u otro personaje en situaciones totalmente diversas. De esta forma el relato se humaniza y el lector sigue apasionadamente las peripecias de uno u otro, ya sea un soldado raso o un militar de rango. Asombra el inmenso trabajo del autor para poner en contexto y acción a tal cantidad de personajes, que el lector confía fueron hombres de carne y hueso, no construcciones de una ficción.
La historia transcurre en el amplísimo territorio norafricano y comienza con la invasión desde Marruecos hasta Libia. El detalle con el que cuenta Atkinson va desde la salida subrepticia de un oficial desde la Casa Blanca hasta la disposición de los remolcadores en la costa británica, prácticamente de un tirón narrativo. Pero en este contexto surge la figura de Dwight Eisenhower, el comandante general aliado a quien Atkinson dedica numerosas páginas de descripción y elogios.
Los largos y discutidos preparativos para la invasión incluían el tira y afloja entre estadounidenses y británicos, pues ambicionaban poner pie en tierra al mismo tiempo. La descripción de Atkinson es tan minuciosa que en ciertos momentos el lector añora alguna sinopsis.
Finalmente se produjo la invasión desde el Atlántico, contra lo esperado por los alemanes, lo cual fue la clave para la gran victoria sobre Erwin Rommel, en quien el Führer depositaba toda su esperanza para mantener el norte de África en su poder. La estrategia norteamericano-británica había dado resultado.
Como ya se dijo, Atkinson hizo un trabajo ultraminucioso, que requiere de un lector muy prendado de la historia bélica y, en ciertos aspectos, buen conocedor de ella.
UN EJÉRCITO AL AMANECER
Por Rick Atkinson
Crítica
Trad.: M. Covián
704 páginas
$ 429