Retenidos
El rechazo a modificar el plan de reducción gradual a las retenciones agropecuarias ya tiene el extraño mérito de ser la desmentida más repetida, en más de dos años y medio del gobierno de Mauricio Macri .
Desde que la famosa tormenta económica puso en apuros al oficialismo y lo obligó a pensar un ajuste puro y duro de las cuentas públicas, mantener y hasta aumentar las retenciones a las exportaciones de granos se instaló como una sugerencia en la que coincidieron desde los técnicos del Fondo Monetario y los socios radicales del Presidente hasta llegar al kirchnerismo, derrotado hace diez años por el campo en la batalla de la resolución 125 .
Pero Macri dijo no y lo repite. Y cuando lo hace, en público y también en privado, se enfoca en las razones económicas para evitar trasladarle una parte extra del esfuerzo fiscal al sector agropecuario. Hay, sin embargo, una razón política que se menciona poco y nada, pero que está entre los motivos principales para mantener inalterable el plan de reducción de retenciones. Esa razón se puede resumir así: el Presidente eligió cruzar el desierto de la crisis acompañado por los habitantes de la zona más fértil de la Argentina. Cree que ese electorado no lo abandonará. Y es bien posible que no se equivoque.