Cambio climático. Qué libros leer para entender el alcance del fenómeno
La temperatura en el Ecuador es de 82ºC; Europa es una serie de lagunas; de Estados Unidos queda la mitad del territorio; la humanidad –reducida a cinco millones de personas– trata de vivir en los polos: allí está fresco, apenas 30ºC. Esa población remanente está psicológicamente devastada, pero cuenta aún con algunos resabios tecnológicos, un helicóptero disponible, un edificio inundado desde cuyos pisos más altos puede verse la feliz multiplicación de los reptiles.
"Pronto haría demasiado calor", arranca El mundo sumergido, obra publicada en 1962 cuyo escenario se describe en las líneas anteriores. Se ha escrito que J. G. Ballard (1930-2009) contuvo el siglo XX en su mente y vomitó el siglo XXI en sus novelas, y algo de eso hay. De todos modos, su profecía es imperfecta: las causas del cambio climático en esa ficción no es la acción humana y los gases de efecto invernadero sino un repentino cambio en la actividad solar. Ballard, nacido en China de padres británicos y terminado de criar por la desastrosa intervención japonesa en su país de nacimiento, escribiría luego la versión apocalíptica opuesta: La sequía, donde desechos industriales tóxicos arrojados al mar originaban asimismo un desastre.
Más allá de la prefiguración del escritor, el cambio climático realmente existente es, con los escenarios hipotéticos que evalúan los científicos, una mezcla de ambas situaciones en distintos lugares del mundo. A las sequías e inundaciones se suman otras catástrofes que no vale la pena enumerar: basta verlas en las noticias o prestarle atención a la Conferencia sobre el Clima de la ONU (COP25), que se desarrolla en estos días, hasta el 13 de diciembre, en Madrid.
Menos líricos que el autor de El imperio del sol, una serie de ensayos políticos, sociales, científicos (que, naturalmente, cada vez son más dado el tenor de los acontecimientos) se ha ocupado de las consecuencias de un fenómeno que marcará el siglo actual –del que ya ha transcurrido un 20 por ciento– y que promete ser el telón de fondo donde sucederá la historia humana. O algo más.
Por ejemplo, la Historia del clima. Desde el big bang a las catástrofes climáticas del historiador de las ciencias francés Pascal Acot, donde se aventura en relacionar modificaciones históricas con cambios en la historia de las sociedades (el clima como primera condición material); o las copiosas inferencias histórico-geográficas en las que se solaza el norteamericano Jared Diamond en Colapso. Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen con una moraleja clara tras más de 750 páginas: si no tomamos en cuenta por qué colapsaron otras sociedades (por ejemplo, en el desprecio a la sustentabilidad), vamos camino de lo mismo.
Diamond es un defensor del sistema capitalista y cree que podría durar incluso más que el imperio japonés de los mil quinientos años; las desigualdades que, lo admite, genera pueden solucionarse dentro del propio sistema. Eso sí, debería cumplir ciertos preceptos, como el respeto y la conciencia de los límites ecológicos, so pena de sufrir lo que sufrieron sociedades que colapsaron, como los polinesios de la Isla de Pascua (en cierto modo enloquecidos por el mandato social de construir moáis más grandes que el del vecino, hasta que simplemente se acabaron los árboles) o como los haitianos que destruyeron su hábitat, algo que no hicieron del todo sus vecinos de la República Dominicana, como se ve en cualquier foto satelital que registra la cobertura vegetal de uno y otro país que comparten isla en el Caribe.
Más bien lo opuesto respecto del sistema capitalista piensan los autores de otros dos libros que conectan el cambio climático con la acumulación monetaria y la suma de inequidades. Cómo los ricos destruyen el planeta, del editor de temas ambientales de Le Monde Hervé Kempf, y Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima, de la best seller canadiense Naomi Klein. El primero hace foco en la ceguera de las clases dirigentes y reclama sumar al principio ecologista "pensar globalmente, actuar localmente" otro: "consumir menos, repartir mejor". "Crisis ecológica y crisis social son las dos caras de un mismo desastre […] causado por un sistema de poder que no tiene otro fin más que preservar los privilegios de la clase dirigente", escribe.
Klein, por su parte, se hace cargo en su libro (publicado antes del fenómeno Donald Trump) de lo que señala una parte de la derecha republicana respecto de que "verde es el nuevo rojo", en el sentido de que los activismos ecológicos son herederos de los movimientos socialistas. La ensayista afirma –en línea con no pocos informes científicos– que hay que cambiar el sistema de raíz para limitar los efectos de la crisis climática. Añade que de ningún modo la salida puede venir por el lado de las soluciones tecnológicas deus ex machina que proponen algunos de esos mismos megamillonarios de los que habla Kempf, que agregarían más incertidumbre a la climatología, además de generar nuevos problemas sociopolíticos (el proyecto se engloba bajo el nombre de geoingeniería).
¿Cómo termina El mundo sumergido, la novela de Ballard? Progresivamente las temperaturas llegan a los 50°C, las lluvias continúan y el protagonista es atacado por caimanes y murciélagos gigantescos. La otra novela, la novela de los humanos en el planeta Tierra, todavía no se sabe cómo terminará, pese a que los pronósticos son reservados.
COLAPSO
Jared Diamond
Debate
Trad.: Ricardo García Pérez
743 págs./$ 1549
ESTO LO CAMBIA TODO
Naomi Klein
Paidós
Trad.: A. Santos Mosquera
703 págs./$ 850