Reseñas. Francisco. Un monólogo dramático, de Alejandro Crotto
Un libro de poesía argentina que encarne la voz del hijo de un rico mercader de Asís, en la Baja Edad Media, que alcanzó la santidad por el camino escandaloso de la pobreza bajo el nombre de Francisco puede resultar inactual, incluso extravagante. Salvo que se tenga en cuenta la advertencia de Apollinaire en “Zona”, poema insignia de las vanguardias del siglo XX: “Sólo la religión sigue siendo completamente actual”.
Pero ¿es Francisco. Un monólogo dramático, un poema religioso propiamente dicho? ¿O es el discurrir de una voz que tanto habla al corazón de la fe como al goce laico de la belleza, cuyo medio en este caso es la poesía? El monólogo dramático se revela en ambas direcciones de manera notable: imposible no sentirse tocado por la voz del santo, que Alejandro Crotto (Buenos Aires, 1978) recrea con audacia, una voz que celebra en la Creación el punto más alto de unión entre Dios y las criaturas. Los poemas que apuntalan esa visión no desdeñan la doctrina católica pero la exceden, la desbordan, para volverse universal en la figura de Francisco. Lo mismo podría tratarse de un poeta-peregrino a la manera del japonés Matsuo Basho.
Imposible asimismo no admirar estos versos de elaborada precisión, el cuidadoso manejo de las variantes métricas, los diversos usos de la rima, la prosodia que ya había puesto en práctica Crotto en sus libros previos (Chesterton, Once personas).
En su concentrada brevedad –se trata tan sólo de nueve poemas o partes– Francisco recrea el espíritu de “el pobre de Asís” mediante un tráfico fecundo entre la tradición lírica del verso en español (con una marcada influencia de la poesía mística) y un tono que no desconoce la existencia de la modernidad y sus detritus. Crotto da continuidad a la tradición poniéndola frente al espejo de este tiempo.
El libro incluye una sección con notas, hechos y relaciones sobre la vida de Francisco de Asís o alguno de sus discípulos, como también una versión del propio Crotto del poema más celebrado del santo, el “Cántico del hermano sol”. En “El sermón de la hormiga” se lee: “Amigos, Dios es raro.
/ Es tan grande que es mínimo. // Él se alegra en el vuelo de una libélula,/ en los puntitos negros de los pétalos rojos,/ en el quejido del pichón desplumado,/ en la textura ciega de la larva en su boca”. Luego sigue el sermón, hasta trazar visualmente en la página, con unidades mínimas de sentido, versos de una sola palabra, el camino de esa hormiga a la que llama, “gota absoluta”, hormiga que al final une su destino al del mismo Dios.
Francisco es testimonio de una fe íntima que trasciende al autor por la gracia de la poesía y se derrama en los lectores –como lo hizo la obra de Héctor Viel Temperley– más allá de las creencias de cada quién
FRANCISCO. UN MONÓLOGO DRAMÁTICO. Alejandro Crotto, Bajo la Luna, 41 págs., $ 200