Reseña: V, de Mariana Docampo
¿Y si el tradicional héroe de la novela, aquel que el género ha seguido hasta el cansancio –ese que viaja y cuyas peripecias lo llevan al final del camino y en palabras de Gilles Deleuze, a devenir otro– pudiese ser al mismo tiempo hombre y mujer, árbol y pájaro? ¿Si tuviese la capacidad de multiplicarse, de vivir en universos paralelos, de ser la madre que acuna, la que mata y la niña que ve venir el cuchillo? ¿Si fuese el pulpo gigante producto de una liberación radioactiva, las miles de bacterias adheridas a una piedra? Porque todo eso es lo que le ocurre a la protagonista del quinto libro de ficción de la argentina Mariana Docampo; es lo que le ocurre a V.
El punto de partida es una estadía en Lucerna. Un dolor punzante que sube por la espalda, “como una raíz en expansión”. A partir de ese momento empiezan las duplicaciones. Y luego las versiones múltiples de una vida. Cada posibilidad de V se despliega en todos los tiempos –históricos y míticos– simultáneamente. Las categorías que rigen la experiencia se diluyen: los personajes hablan lenguas desconocidas que se traducen en notas al pie en idiomas que el lector no comprende, el paisaje se desintegra –V se encuentra en cuclillas y observa– para resurgir, páginas más tarde, en otro momento de la historia.
A pesar de todas las categorías que quedan trastocadas, Docampo no abandona a su personaje, lo sigue en las distintas formas que asume su desamparo, en cada una de las amenazas –el desastre ambiental, el odio de un padre hacia su hija– que tiene que sortear. Es, en este sentido, fiel al género. Y éste es uno de los grandes logros de esta breve novela. En su trayecto, V se encontrará frente a todas las posibilidades de su muerte. Como rata, como niño, como mujer u hombre. Por eso la última sección, el diario de “V”, de apenas cuatro páginas, es a pesar de su concisión de una gran potencia: ya no es la tercera persona, sino la o el propio V quien transmite lo que siente: “Vimos en la costa el cuerpo muerto de Álberon y el mío, estaban extendidos en la orilla y el mar llegaba sin pausa”.
Docampo juega con la ciencia ficción a la vez que retoma temas que atravesaban sus libros previos. La artificiosidad que rige las relaciones familiares, las formas del amor o la crueldad, la disolución del binomio femenino/masculino, las posibilidades que abren las nuevas tecnologías, la idea de red o, más bien de raíz –así se llama uno de los cuentos que integran su libro La fe–, esa expansión que pareciera regir el destino de la experiencia del siglo XXI. Siempre a través de una escritura poética, de un sutil juego con los tiempos verbales y un leitmotiv que se repite: la presencia de los pájaros, como si fuesen guardianes alados, de algún tipo de posibilidad futura.
V
Por Mariana Docampo
Bajo la Luna. 108 páginas, $ 240