Reseña: Una vida más verdadera, de Inés Garland
¿Qué hace a una vida más verdadera? O más bien, ¿qué sería una vida más verdadera?
Y, una vez descubierta esa verdad, aquello que no puede ser sino un destello, una iluminación, ¿cómo se lee lo que existió antes, lo que inevitablemente va a venir a después?
Una vida más verdadera, el último libro de Inés Garland, se planta en esa cuestión. La narradora, una escritora, divorciada, con una hija, que toma clases de dramaturgia –aunque estos datos, poco dicen sobre la interioridad de un personaje que explora su intimidad con una sutileza que recuerda a la francesa Marguerite Duras– se reencuentra con un amigo de la adolescencia, un hombre ahora casado y con hijos.
Garland hace uso de las herramientas que utiliza en cuentos memorables como “El rayo verde” (de La arquitectura del oceáno) y que remiten a la mejor tradición de Flannery O’Connor: en lugar de detenerse en largas explicaciones pone a sus personajes a actuar, los hace hacer. Recurre al desborde de la novela, a la experimentación que permite el género y que le da la posibilidad de bucear en la transformación de sus personajes, mostrar sus contradicciones, sus sellos de clase. Y narra en presente, pero en un presente que recupera el pasado y que anticipa el final, como si dibujara en un único gesto todas las escenas de una relación amorosa.
La adolescencia –casi como un paraíso perdido– marca el clima del libro. El amor de P. recupera aquel momento, pone a andar lo que quedó trunco y, de esa manera, irrumpe en la vida adulta la carga del deseo, las canciones, la revelación de un mundo. Repara lo que no se pudo hacer, sana, pero también plantea cuestiones ligadas a lo más profundo de la personalidad, ¿no será que el monograma de cada uno estaba ya grabado en esos años?, ¿qué pasó después? Y entonces aparece la vida diaria, el desencanto.
Garland es, además de narradora y dramaturga, traductora de poesía. En Una vida más verdadera están presentes los silencios del poema, la creación de un clima, el juego con la disposición en la página. Se permite, incluso, transcribir los mensajes que se envían los amantes. No importa si son mails, whatsApps o palabras escritas en una hoja. El discurso amoroso, se sabe después de Barthes, no es otra cosa que las mismas frases dichas una y otra vez, no es más que un continuo –de palabras, de gestos– que excede siempre a los protagonistas pero que, cuando sucede, parece estar sucediendo por primera vez porque atraviesa el cuerpo y los sentimientos. Es lo que ocurre con la nouvelle de Garland; una pieza conmovedora que deja al descubierto las preguntas –por el amor, por las ilusiones– que marcan toda la obra de la autora.
UNA VIDA MÁS VERDADERA
Por Inés Garland
Alfaguara. 109 págs., $ 229