Reseña: Una novela criminal, de Jorge Volpi
¿Por qué escribir una novela documental y no una crónica periodística? ¿Por qué la insistencia, como ocurre en Una novela criminal, del mexicano Jorge Volpi (México, 1968) en una narración sin ficción, si la literatura es el reino de la ficción?
No son pocos los escritores que siguen adoptando este formato nacido del nuevo periodismo cuyo gran exponente ha sido A sangre fría, de Truman Capote y el recientemente fallecido Tom Wolfe. La novela de no ficción toma de aquel formato la paciencia y la obsesión en las investigaciones; la voluntad de querer contar "toda la verdad", de reconstruir de un modo exhaustivo y objetivo los hechos organizados en torno a alguna pregunta central. Central para la ficción, aunque la mentira se entreteje en algunas verdades, como dice Javier Cercas en El impostor, una novela sin ficción. ¿Qué es verdadero y qué es mentira, se pregunta el narrador mientras avanza en la historia? ¿Y cuándo la realidad parece toda una gran mentira?
Ya hace décadas que América Latina generó el realismo mágico como una respuesta literaria a la desmesura de la región. Clausurado ese género, la perplejidad ante la realidad obscena que supera la imaginación dio paso a la actual novela documental que entreteje voces, fuentes, testimonios, discursos para buscar la verdad. Este es el objetivo que se propone Volpi, parte de la llamada generación del crack mexicano, en Una novela criminal, que obtuvo este año el Premio Alfaguara.
Son casi 500 que páginas buscan desarrollar una "investigación que ni los jueces ni los periodistas hicieron para desenmascarar a una policía corrupta", para saber qué sucedió en verdad en la causa criminal contra Israel Vallarta y Florence Cassez, en México, caso que llevó más de diez años en clarificarse, y solo de manera parcial.
La historia se inicia en la madrugada del 9 de diciembre de 2005, con la detención del mexicano Vallarta y la francesa Cassez, acusados de liderar la banda de secuestradores Zodíaco. Su captura fue filmada y transmitida en vivo, también celebrada por la mayoría de la población harta ya de los secuestros. Pero lo que se postula como un duro golpe contra la delincuencia organizada terminó siendo una operación armada por la policía, el gobierno y las cadenas de televisión. El caso llegó a poner en peligro las relaciones entre Francia y México: "Sin saberlo, Florence, Israel (y su familia) se convertirán en rehenes de un duelo de egos presidenciales" entre Felipe Calderón y Nicolas Sarkozy.
"México es Midnight Express", sentencia un colaborador francés. "Se equivoca –dice el narrador–: es El proceso". Dos referentes ficcionales se complementan para graficar el México oscuro: por un lado, un Estado donde impera la ilegalidad, la corrupción, la tortura, la violencia, la sinrazón y la ausencia de justicia; por otro, la pesadilla de ser arrestado por una razón desconocida, defenderse de algo que nunca se sabe qué es, apelar a diferentes instancias una y otra vez para comprobar que la ley y la justicia son inaccesibles. De eso trata Una novela criminal: de intereses políticos, guerras de personalidades, plantación de pruebas, violación de códigos, uso de víctimas para planes personales, abuso de género y extranjería, e inaccesibilidad a la justicia.
Abrumadora y por momentos reiterativa, el ritmo ralentado por la sucesión de testimonios y la variación de los propios hechos, la novela de Volpi atrapa sin embargo al lector por la evidencia de hasta dónde pueden llegar las ficciones urdidas por algunas autoridades, trama atroz de las que los ciudadanos no quedan –como en este caso– exentos.
Una novela criminal
Por Jorge Volpi
Alfaguara. 504 págs., $ 489