Reseña: Un pequeño país, de Gael Faye
Una infancia marcada por la guerra étnica
Cuando Gaby, el narrador de Pequeño país, novela de Gaël Faye, le pregunta a su padre Michel la razón de la guerra entre hutus y tutsis, éste le responde que no se debe a una cuestión territorial ni religiosa, sino a que "no tienen la misma nariz". Así, mediante el recurso del absurdo, se plantea, al comienzo de la obra, la irracionalidad esencial de un enfrentamiento étnico que provocó en África cientos de miles de muertos durante los años noventa.
"No tenía una explicación sobre la muerte de unos y el odio de otros –reflexiona el protagonista–. La guerra quizá fuera eso, no entender nada".
Gaby es hijo de un francés y de una ruandesa tutsi. Nació y vivió en Buyumbura, la capital de Burundi, hasta los doce años. En 1995, junto con su hermana menor Ana, fue evacuado a Francia donde, dos décadas después, rememora su infancia africana y las señales que anunciaban la tragedia de una violencia incontenible.
Pequeño país, ganadora del premio Goncourt des Lycéens 2016, está inspirada en las propias experiencias de Faye, que nació en Buyumbura en 1982 y se trasladó a Francia en 1995. Uno de sus aciertos es que no se excede en la información histórica o en el análisis político y logra balancear el drama colectivo con el drama individual. Además del odio étnico entre hutus y tutsis, el libro aborda la identidad del expatriado y el enraizado racismo del colonialismo europeo, que ha sobrevivido a la independencia de las naciones africanas. Faye maneja el relato con crudeza, aunque sin caer en la truculencia y evita un inverosímil final feliz. A cambio, el epílogo ofrece una bienvenida catarsis.
Pequeño país
Gaël Faye
Salamandra
Trad.: José Manuel Fajardo
219 páginas$ 395