Reseña: Las tormentas, de Santiago Craig
Todavía quedan escritores que recuerdan que un libro de cuentos no es una bolsa de deshechos. Es decir que entienden que –al margen de la calidad intrínseca de lo que allí se incluya– el conjunto debería potenciar el sentido de las partes, construir una suerte de progresión que se nutra de sus tonalidades y acabe por justificarlas. Desde esa perspectiva indispensable hay que abordar un volumen como Las tormentas, de Santiago Craig (Buenos Aires, 1978), en el que de algún modo todos los relatos parecen uno solo, un mismo universo que se va reelaborando y resignificando.
No se trata de la misma historia, aunque en ocasiones estas pudiesen superponerse vagamente, sino de un imaginario común, un recorrido persistente que anida en ciertas continuidades: el afuera amenazante, a veces la anticipación de un futuro caótico y violento; la cotidianidad intrascendente, apagada, y la intuición o la certeza de que la vida de sus protagonistas se copiará a sí misma hasta el final. Y, sobre todo, la lucha por el espacio, un espacio que es construcción ficcional o salvación, un modo de definirse, de conquistar, pero también una alarma o directamente la escenificación de una derrota.
A propósito de ese espacio en el que se vive tanto como se padece ("Hoy pasó tu papá por casa", "Olivia"), ese espacio que a veces se anhela ("Ir unos días a un lugar sin nadie a descansar" o "Mudanza") o inquieta ("Formosa") o se piensa como una isla ("Hacer un pozo y meterse adentro"), Craig lo utiliza por lo general como una clave sombría del destino de sus personajes: esos hombres cada vez más solos que sin embargo poseen una familia, esa entidad que se les ofrece como un sitio de sosiego pero asimismo como una cárcel.
Sobre el final, "Tormentas" descompone o recompone todo el conjunto, y es acaso el mejor de los relatos, el más elusivo. Al margen del diálogo tácito que establece con el resto a partir del título del libro, se distingue del resto –de esa paleta de modulaciones de la angustia y la desesperanza– no solo porque su protagonista es femenina, sino además porque de algún modo representa una iniciación. Un extraño llega al páramo en el que ella vive con su abuela y su madre loca, y ese vínculo abre sensaciones nuevas, escapes, razonamientos impensados.
Aun con esporádicos mecanicismos, la escritura de Craig posee la doble virtud de desplegar un notable vuelo poético sin resignar naturalidad. De esa inusual destreza para transitar las historias en sus propios términos deriva lo más valioso de su estilo, forma pero también fondo, y quizá también la potencia de su proyecto.
LAS TORMENTAS
Por Santiago Craig. Entropía. 191 págs., $ 260