Reseña. "¡Gracias, Cristina!", de Carlos M. Reymundo Roberts
Talento para el análisis por la vía del humor
Cuando allá por enero de 2010 publicó en la nacion sus primeras columnas “De no creer”, convertidas con el tiempo en una obligada lectura sabatina, Carlos M. Reymundo Roberts no pensó que el imaginario militante kirchnerista que optó por personificar le depararía tantos seguidores y tres libros que compilan sus artículos. “¡Gracias, Cristina!”, el último de ellos, contiene una selección de 81 textos publicados entre el 28 de febrero de 2015 y el 28 de octubre de 2017, que dan cuenta del ocaso del kirchnerismo y el ascenso y consolidación en el poder de Mauricio Macri.
Al siempre difícil desafío de interpretar los hechos por la vía del humor, en esta etapa el autor sumó uno aún más complejo, derivado del paso a un segundo plano de su gran musa inspiradora, Cristina Fernández de Kirchner. Reymundo Roberts lo resolvió de modo concluyente: en su columna del 4 de junio de 2016 anunció un renunciamiento al servicio del cierre de la grieta. Así, el militante rentado, fiel cultor del relato K y especialista en el arte de justificar hasta lo más injustificable, cayó –¿quién sabe si definitivamente?– en desgracia. Pero, a diferencia de lo que algunos lectores supusieron que iba a ocurrir, rechaza cualquier ofrecimiento de la coalición Cambiemos.
En adelante, los lectores de Reymundo Roberts no estarán ya tan atentos a las tribulaciones de su singular personaje, sino a las agudas e irónicas reflexiones que siempre estuvieron presentes en el ejemplar y avezado profesional del periodismo que es. Y a su independencia para cuestionar hasta con un tono de sabia ingenuidad a quien tenga enfrente, por encima de todo color político.
Es cierto que por mucho tiempo resultará invalorable su aporte para entender la impudicia en la cual se sustentaban los escándalos de corrupción del kirchnerismo. Como lo patentizan sus explicaciones acerca de las tan inolvidables como obscenas imágenes de amigos del poder kirchnerista contando montañas de dólares en una cueva financiera de Puerto Madero: “Quedó demostrado que en la Argentina no había cepo. Podías hacerte de todos los millones de dólares o euros que se te antojaran, con la única condición de ser un Kirchner o socio o testaferro de los Kirchner […]. Obscena es la pobreza y no la prolija contabilidad de plata ganada con el sudor del frente. Sí, del Frente para la Victoria”.
Imperdible resulta su diálogo imaginario con una Cristina que, para competir con los candidatos de María Eugenia Vidal, ha dejado atrás sus Rolex y sus carteras Louis Vuitton, y hasta se digna a dar entrevistas periodísticas.
“¿Por qué nunca había dado entrevistas?”, le pregunta el periodista.
“Porque no las necesitaba. Y porque odio que me pregunten cómo hicimos la plata. Como si pudiera explicarlo”, responde su interlocutora.
Pero su sarcasmo es igualmente implacable con el sucesor de Cristina Kirchner. No duda en hablar de un acuerdo “macriavélico” cuando se refiere al affaire del Correo y señalarle al presidente de los argentinos que, más que de “pobreza cero”, deberíamos hablar de “en pobreza, cero”. Menciona una virtual doble personalidad del primer mandatario, que se desdobla en “el bueno” (Mauricio) que sueña con cambiar la cultura política del país y “el picarón” (Macri), que pone piedras en ese sendero. Para Reymundo Roberts, el Presidente camina con la misma convicción hacia delante y hacia atrás: es malo cuando imita a Freddie Mercury y buenísimo en el célebre pasito en retroceso de Michael Jackson.
No hay dudas de que una columna política satírica como la del periodista que nos ocupa difícilmente hubiera transitado con tanto éxito en un país normal. Reymundo Roberts les debe bastante a los personajes de historieta que nos devela día tras día la política argentina. Pero mucho más, a su talento periodístico y a su capacidad para observar la realidad y reírse de ella.
"¡Gracias, Cristina!" (Mauricio Macri). Carlos M. Reymundo Roberts. Sudamericana, 334 páginas. $ 349.