Reseña: Glosa continua, de Mercedes Roffé
En su reciente Teoría del ascensor, Sergio Chejfec señala ciertas torsiones que la combinatoria de vida y poesía en Mercedes Roffé irradian luego en su obra. Glosa continua. Ensayos de poética, el nuevo libro de Roffé (Buenos Aires, 1954), propone desde el principio un itinerario que corre parejo con la propia vida de la autora, una vida dedicada a la poesía, la enseñanza y la lectura.
Roffé recurre con intermitencias, pero de manera persistente, a nombres que, además de objetos de reflexión, son elecciones afines como comunidad de espíritu: Émile Cioran, Hélène Cixous, San Juan de la Cruz, Gottfried Benn, Garcilaso. Pero no siempre esos nombres implican acuerdo, devoción u homenaje. Es lo que sucede con Cioran, con quien establece el diálogo más intenso a lo largo del libro, a pesar de la distancia que manifiesta respecto de ciertas opiniones del escritor rumano. Distinto es lo que ocurre con José Asunción Silva o Alejandra Pizarnik, imbricados en el propio cuerpo de la poeta, según se desprende de Glosa continua.
Para la autora de La ópera fantasma, el ensayo adquiere la forma del fragmento, la deriva, un ir y venir por sus motivos y obsesiones, en cuyo centro siempre está la poesía, incluso cuando aquello que escribe implica una reflexión política. La idea de ensayo se afirma, no en la extensión o la contundencia argumentativa, sino en la captación de un núcleo que, como en un poema, se basta con la puesta en escritura de una imagen. Así se revela, por ejemplo, en el texto más breve del volumen: "La poesía es el mapa de un país invisible".
Glosa continua
Por Mercedes Roffé. Excursiones. 94 páginas$ 250