Reseña. Felices hasta que amanezca, de Florencia Abbate
Los nueve cuentos que integran Felices hasta que amanezca, el libro de Florencia Abbate, emplean la primera persona narrativa y ofrecen una variedad de voces, casi todas femeninas, que generan una cercanía inmediata en el relato.
“La sensibilidad de nuestra adolescencia” rememora –a través de Tania– las experiencias compartidas por ella y Sol, su amiga de la infancia. Se trata de una historia agridulce en la que el desenfado de actitudes antisistema y el deseo de vivir al límite, encarnados por Sol, se ensombrecen a medida que los recuerdos se convierten “en imágenes parecidas a reliquias de una época remota”.
El inicio de una atracción amorosa en Boston, entre una periodista argentina y una presunta galerista de arte canadiense, es el punto de partida de “Flores en la tormenta”. Seis meses después ambas se reencuentran fortuitamente en Beirut, en medio de un bombardeo israelí al aeropuerto, y reanudan el romance suspendido, pero un desenlace sutil y contundente le depara a la argentina una desagradable revelación.
En “Esta cosa salvaje” se abordan fundamentalmente los prejuicios acerca de la transexualidad. Las protagonistas de este cuento, que desemboca en un final un poco disparatado, son una joven escritora a la que le han encargado un libro sobre el tema y Nadia, una travesti que quiere hacerse la “cirugía de reasignación de sexo”.
“Maldito kayak” se desarrolla en Cabo Polonio, adonde llegan Briana y Lionel, una pareja que lleva nueve años juntos y ha entrado en crisis porque Lionel parece haber perdido interés en la vida: dejó de pintar, de dar clases y cuando Briana le pregunta qué hará con tanto tiempo libre, él le dice: “Absolutamente nada”.
La extensión de los relatos favorece la profundización de las ambientaciones y de las psicologías de los personajes. Además, ayuda a otorgar precisión a la expresión de las ideas, aunque en ocasiones el tono expositivo enfría las situaciones narrativas. El argumento de “En el organismo” impulsa una sátira de los medios de comunicación y los entes encargados de controlarlos, dentro de un contexto de ciencia ficción en el cual se habla de implantes cerebrales que permiten alterar las funciones mentales de las personas.
La periodista de “MS” viaja a El Salvador para hacer una nota sobre la situación de ese país, a quince años del fin de la guerra civil, y entrevista a dos ex comandantes guerrilleros y a un ex brigadista de las Defensas Civiles. En los reportajes se analizan diversos episodios de la guerra, como el asesinato de monseñor Romero, pero la misma periodista vivirá en carne propia la metamorfosis de una violencia que no se ha extinguido.
“La despedida” despliega con ironía el intercambio epistolar entre Lucía y Fran, una pareja bastante incompatible que intenta en vano limar sus diferencias. Ella es una chica New Age que está en una quinta donde se celebra un festival para “luditas sexuales”, y él, un voluntarioso idealista “sumergido en la militancia”.
El protagonista de “El intervalo lúcido”, un abogado que trabaja en una aseguradora, acepta a regañadientes la decisión de su esposa de seguir distintos tratamientos de fertilidad y más adelante se cuestiona los aspectos morales de su profesión.
“Una sola cosa con sus manos” propone un posible final fantástico y consigue transmitir una poderosa atmósfera de sensualidad a las sesiones de acupuntura que recibe una mujer para aliviar su fatiga crónica.
En conjunto, Felices hasta que amanezca presenta un intenso mosaico de experiencias en el que los conflictos personales se interrelacionan con los conflictos sociales. Los dilemas éticos, el enfrentamiento entre las elecciones individuales y los mandatos comunitarios, la sexualidad, los límites del amor y la violencia política son algunos de los temas que son examinados en busca de espacios para una mayor libertad.
FELICES HASTA QUE AMANEZCA. Florencia Abbate, Emecé, 234 páginas, $ 289