Reseña: El río en la noche, de Joan Didion
Joan Didion (Sacramento, 1934) contó en El año del pensamiento mágico (2005) la experiencia de perder de manera abrupta a su marido. Fue la obra que le dio una notoriedad definitiva. Décadas antes, la muerte de otro hombre –aunque imaginario– fue la punta del ovillo para su primera novela, El río en la noche, de 1963, que se traduce por primera vez al español.
Ya en la opera prima de Didion se vislumbran los rasgos por los que hoy se la señala como una de las voces que dio forma al Nuevo Periodismo. Lily Knight y Everett McClellan, por la precisión de sus gestos, bien podrían ser personajes de carne y hueso. Herederos de familias acomodadas, dueños de campos a orillas del río Sacramento, parte de una generación extraviada, pretenden mantenerse amparados bajo las reglas de la clase conservadora a la que pertenecen.
Pero Lily, frente al surgimiento de una sociedad distinta, vacila. Su vida se vuelve una secuencia de pruebas y errores, en un intento por encajar en los papeles que, supone, serían su deber. Es justamente la vacilación lo que alimenta la tragedia familiar.
Didion logra, de manera magistral, mantener a su personaje en la indecisión permanente mientras la vida familiar avanza como si fuera una corriente imposible de detener. Más allá de la tensión de los diálogos, la escritura, con frases cortas y contundentes, abre un tajo en las aguas. Y de manera inesperada surge un anhelo detrás de esa aparente vida traslúcida para volver a ocultarse, antes de ser nombrado, en el fondo del río.
El río en la noche
Por Joan Didion
Fiordo. Trad.: Javier Calvo
308 páginas, $ 390