Reseña: El futuro es un lugar extraño, de Cynthia Rimsky
Es un tópico de la literatura latinoamericana contemporánea –al menos en la de las últimas tres décadas– el personaje que a partir de alguna circunstancia particular emprende un viaje al pasado que lo obliga a revisar los términos en que ha vivido su vida o, más precisamente, la transición y la distancia entre la juventud y la adultez. Esa remembranza, por lo general, se vuelve un tránsito agridulce, cuando no doloroso, en el que se entrelazan la culpa y los ajustes de cuentas –de y para con los otros, pero también puertas adentro– de un tiempo que se sentía remoto pero que de manera impensada reverdece en el presente, recogiendo sus esquirlas envenenadas.
La chilena Cynthia Rimsky (1962), cuyo recorrido como cronista le ha ganado un marcado reconocimiento en el panorama latinoamericano, elige esa base argumental para El futuro es un lugar extraño, su última ficción, y el intento de revisitar el pasado común resulta cuanto menos dispar. Por un lado, existe en la escritura de la autora un innegable don para trabajar la intimidad, tanto desde el acercamiento inicial a los personajes como en los vaivenes en que se entreveran las relaciones, que, en este caso, al dialogar con la militancia y el compromiso político, contienen aristas singularmente espinosas y complejas. No obstante, es este último factor, centrado en la irrupción de un pasado en que se juegan fidelidades, traiciones y relecturas de los hechos, el que precipita la novela hacia instancias arquetípicas, que muchas veces no logran escarbar en las contradicciones internas de su protagonista.
La Caldini –así se llama la protagonista de El futuro es un lugar extraño– es una mujer que enfrenta una situación algo extrema: su ex, empujado a medias por el rencor y a medias por la desesperación financiera, entabla contra ella un juicio por “abandono de hogar”, una figura que le permite –a partir de un equívoco, dado que la Caldini sólo había dejado el departamento que compartían hasta que él reordenara sus asuntos–, mediante variadas artimañas, reclamarle una suma absurda. Ese presente que se desmorona, en el que los valores de otro tiempo parecen haber perdido todo su significado, dispara en ella una búsqueda gracias a un par de episodios fortuitos.
“¿Tú sabes quién soy yo?”, le pregunta la Caldini a alguien que se le impone como su reverso. “El asunto es si tú lo sabes”, le contesta la otra. Esa tensión define la novela, y a través de ella se juegan algunas de sus instancias más logradas, pero asimismo es el sendero por el que transcurren sus mayores tibiezas. Cómo hablar de lo mismo, de lo imprescindible, sin hablar de lo mismo: quizás en ello radique hoy una de las disyuntivas centrales de las literaturas de todo el continente.
EL FUTURO ES UN LUGAR EXTRAÑO
Por Cynthia Rimsky
Random House. 178 págs., $ 349