Reseña: Basada en hechos reales, de Delphine De Vigan
Delphine, la narradora de Basada en hechos reales, novela de la francesa Delphine de Vigan, es una exitosa escritora que atraviesa un bloqueo creativo cuando conoce a “L.”, una mujer que entró en su vida –nos anticipa– “y la desquició, profunda, lenta, firme, insidiosamente”.
L. es una ghost writer. Enviudó hace tiempo y no tiene hijos. Pronto ella y Delphine se hacen íntimas amigas. Aunque Delphine mantiene una relación sentimental con un hombre llamado François y tiene dos hijos al final de la adolescencia, estos seres queridos surgen como figuras lejanas durante la mayor parte de la obra, que se centra en el vínculo entre las dos mujeres y del cual parece no haber testigos.
De Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) ha escrito, entre otros libros, Días sin hambre (2001) y Nada se opone a la noche (2011), que recrean material autobiográfico. En Basada en hechos reales, al asignarle su propio nombre de pila y su mismo oficio a la narradora, también se propone establecer una difusa frontera entre ficción y realidad.
Delphine describe cada etapa del lazo psíquico que la va uniendo a la otra mujer a lo largo de dos años y que se vuelve cada vez más fuerte y extraño. “L. –explica– ejercía sobre mí una auténtica fascinación. L. me sorprendía, me divertía, me intrigaba. Me intimidaba.” “Supo convertirse en una persona imprescindible –concluye–: alguien fiable, de rara disponibilidad.”
El tema ficción versus realidad provoca una discusión entre las dos amigas, cuando Delphine le habla de su próximo proyecto literario y le confía que será una “auténtica ficción”, con una trama y una intriga. “No necesitas inventar nada –le dice L.–. Tu vida, tu persona, tu mirada sobre el mundo deben ser tu único material”, y en otra conversación dictamina: “La ficción se ha acabado para vosotros. Las series ofrecen a lo novelesco un territorio mucho más fecundo y un público infinitamente más amplio”. Asociados a este debate se mencionan, en distintos pasajes, unos anónimos agresivos que Delphine recibe sobre su libro anterior (una muy probable alusión a Nada se opone a la noche): “Has vendido a tu madre y le has sacado provecho –le recriminan–. Ganas pasta, ¿no? Se paga bien la saga familiar, ¿eh?”.
Como ella no consigue superar su bloqueo creativo, se torna más insegura, cae en una depresión y aumenta su dependencia de L., que se muda a su casa. Incluso acepta que su amiga se haga pasar por ella y la suplante en un coloquio al que debe asistir. Sin embargo, poco a poco una serie de hechos la ponen en guardia contra esta mujer, en apariencia tan leal. Entre otras cosas descubre que L. escribió desde su computadora un mail a todos sus contactos, firmado con el nombre de Delphine, para aislarla de sus conocidos.
Otro elemento que se proyecta sobre este thriller psicológico es una interesante variante dentro de la inagotable tradición del doppelgänger. De Vigan lo va graduando en pequeñas dosis y acrecentando su impacto, sin descartar sutiles acercamientos a lo fantástico o a lo terrorífico que, en un nivel simbólico, podrían conectarse con el vampirismo. La narradora siente que L. absorbe su energía: “Cuando la observaba, a veces me daba la impresión de verme a mí misma […] y pronto sólo quedaría de mí una piel muerta, seca, una funda vacía”.? Basada en hechos reales presenta un argumento atractivo y las situaciones para desarrollarlo están bien elaboradas. Una condensación del material habría fortalecido los ejes directrices de la novela. La autora francesa se extiende demasiado en la exposición y se demora en un desenlace que queda abierto y permite diferentes interpretaciones. En una de ellas podría vincularse el tema del doble con el juego propuesto por la literatura autobiográfica en la cual ficción y realidad conforman otra pareja de dobles mimetizados y enfrentados en una dimensión fantasmal.
BASADA EN HECHOS REALES. Delphine De Vigan, Anagrama. Trad.: J. Albiñana, 342 págs., $ 385.