Repensar estrategias sobre la migración en tiempos de pandemia
La conmemoración del Día del Inmigrante en la Argentina encuentra al país enfrentando uno de los desafíos sanitarios, sociales y económicos de mayor magnitud en la historia mundial.
Al igual que en el plano global, en la Argentina los impactos de la pandemia, a los que se añaden las diversas restricciones adoptadas por el Gobierno para salvaguardar la salud pública, afectan a todo el conjunto de la sociedad. Sin embargo, las consecuencias son aún más severas en los grupos de población que evidenciaban una situación previa de vulnerabilidad, entre ellos, las personas migrantes.
En el país residen más de dos millones de migrantes, de los cuales se estima que 800.000 personas se encuentran bajo la línea de pobreza (más del 36%). Si bien las personas migrantes y refugiadas latinoamericanas son las que presentan las tasas de pobreza e indigencia más altas, también la población africana y afrodescendiente se ve particularmente afectada.
A su vez, la precariedad laboral atraviesa la inserción laboral de la comunidad migrante: el trabajo no registrado alcanza al 47,2%, en tanto un 26,9% son trabajadores autónomos. Estos últimos grupos, junto a la población migrante que arribó recientemente, son quienes presentan mayores dificultades para acceder a los programas de protección social instituidos por el Gobierno, debido a los requisitos de documentación.
La OIM Argentina, en concordancia con la respuesta de las agencias, fondos y programas de las Naciones Unidas tanto a nivel global como en cada país, ha adaptado su estrategia operativa para enfrentar a los nuevos desafíos y problemáticas causados por la pandemia. Por ende, ha reorientado sus prioridades con el objeto de complementar las iniciativas gubernamentales para paliar las necesidades de los grupos más marginados entre las personas migrantes, y en coordinación con otros asociados humanitarios.
La respuesta programática de la OIM se ha focalizado precisamente en llevar alivio a estos grupos, a través del apoyo alimentario y habitacional, de la provisión de equipamiento de prevención y protección para el COVID-19, y del fortalecimiento de un piso mínimo de ingresos para apoyar a las personas migrantes más vulnerables.
No debemos olvidar que esta situación de crisis ha provocado que recrudecieran las manifestaciones de discriminación y xenofobia hacia ciertas nacionalidades, con relación al origen y la propagación de la pandemia. Por ello, la OIM también ha reforzado sus respuestas para derribar estos mitos y prejuicios y evitar que se acrecienten.
La actual crisis mundial sólo podrá ser superada a partir de un enfoque inclusivo, una visión en la que sepamos reconocer el potencial de cada persona, sea cual sea su situación. Tal como ha señalado António Guterres, Secretario General de la ONU, esta pandemia ha demostrado que más que nunca se necesitan respuestas colectivas y globales, y que en función de este principio las personas en movimiento deben ser consideradas como parte de la solución, tanto por su destacada labor en la primera línea de empleos en servicios esenciales, como por el indispensable papel que jugarán en la recuperación pos-pandémica.
Desde la OIM, en el marco del conjunto del Sistema de las Naciones Unidas, nos hemos comprometido a continuar trabajando, en forma sostenida y articulada, en la reconstrucción de sociedades más justas, inclusivas e igualitarias en las que las personas migrantes puedan desarrollar libre y plenamente su personalidad, desenvolviendo de manera autónoma sus propios proyectos de vida
En este día, reforzamos nuestro llamado a los gobiernos, organizaciones sociales y a la sociedad en su conjunto a apoyar y empoderar a las personas migrantes, involucrarlas en los planes y mecanismos de respuesta y recuperación, y a seguir trabajando juntos, para no dejar a nadie atrás.
*La autora es jefa de Oficina en Argentina para el Organismo de Naciones Unidas para la Migración (OIM)