Refugios
Ni el día de sol, ni la belleza de la abadía de Mont-Saint-Michel bañada por el mar, ni la promesa de aventuras en ese islote rocoso de la costa atlántica francesa logran que él suelte su celular. Mientras los turistas recorren las callecitas de esa joya normanda, él, a un lado del camino, parece refugiarse del ajetreo del mundo en su templo tecnológico. El atuendo lo delata: camisa y corbata, zapatos y medias altas, uniforme escolar. Justamente por temor a la competencia desleal de la tecnología en la lucha por la atención adolescente, el ministro de Educación de Francia prohibió este año el uso del celular en las escuelas. Sumergido en la pantalla, el chico parece darles la espalda a las maravillas del mundo. Sin embargo, ¿quién sabe? Tal vez lo agarramos en un alto en el camino, tal vez ya trepó todas las rocas. O tal vez mientras descansa está mirando las fotos que tomó en la abadía benedictina o en el antiguo molino de viento de Moidrey. ¿Quién sabe?