Refugiados: Occidente debe demostrar que puede estar a la altura de sus valores
A los 31 millones de refugiados y solicitantes de asilo de todo el mundo se suman los civiles ucranianos, a quienes hay que dar inmediata respuesta
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Debido a la invasión rusa de Ucrania, el equilibrio de poder militar en Europa está en juego. También está en juego el equilibrio moral. Occidente tiene que demostrar que puede estar a la altura de sus valores, además de defenderse.
El deseo de Vladimir Putin de desafiar las normas internacionales hace que los 44 millones de ciudadanos ucranianos teman por sus vidas y su futuro. Todos los resultados posibles implican sacrificio y sufrimiento a gran escala.
Más de 500.000 personas ya han huido a través de las fronteras de Ucrania; al menos 160.000 más han sido desplazadas internamente. Estados Unidos ha pronosticado que podría haber hasta cinco millones de refugiados, que se sumarían a la cifra récord de 31 millones de refugiados y solicitantes de asilo en todo el mundo.
Puesto que los hombres ucranianos de entre 18 y 60 años tienen que quedarse a luchar, las mujeres y los niños están en la primera línea para recibir ayuda humanitaria. El trato que reciben estas personas no solo supone un desafío práctico inmediato, sino también un reto político.
Las mujeres y los niños están en la primera línea para recibir ayuda humanitaria. El trato que reciben estas personas no solo supone un desafío práctico inmediato, sino también un reto político.
Siete años después de la crisis de los refugiados de 2015, Europa aún carece de una estrategia consensuada para acoger su cuota de refugiados y para procesar a los solicitantes de asilo que logran llegar al continente. Alemania ha llevado a cabo un trabajo notable de integración de los sirios que cumplen los requisitos para ser refugiados, pero en toda Europa la política de inmigración ha obstaculizado en gran medida la formulación de políticas eficaces y humanas.
Mientras tanto, en Estados Unidos, el sistema de reasentamiento de refugiados sufrió durante el gobierno de Donald Trump. Los compromisos del gobierno de Joe Biden para aumentar el número de refugiados admitidos se han encontrado con obstáculos. Las políticas de la era de Trump se mantienen, como en la frontera suroeste, donde las personas que buscan protección aún se enfrentan al peligro y al rechazo cuando intentan hacer valer sus derechos para solicitar asilo. Decenas de miles de afganos evacuados con ayuda de Estados Unidos aún no han obtenido el estatus de refugiados, por lo que se enfrentan a grandes dificultades en un sistema de asilo saturado.
Occidente no puede permitirse una nueva torpeza humanitaria. Los autócratas de todo el mundo afirman que el compromiso occidental con los derechos humanos y el Estado de derecho es una farsa hipócrita. Debemos demostrar que se equivocan.
Hay tres prioridades inmediatas.
En primer lugar, los ucranianos que huyen para salvar sus vidas necesitan refugio, seguridad y estabilidad. Todas las naciones occidentales, no solo las de la UE, deberían abrir sus fronteras a los ucranianos y garantizar que encuentren seguridad y estabilidad. Eso significa un estatus de refugiado íntegro, con derecho a trabajar y a recibir servicios estatales.
Ante la posibilidad de que haya hasta cinco millones de refugiados, Europa debe crear un plan para compartir el reasentamiento entre las naciones europeas y brindar apoyo financiero a los países más cercanos a Ucrania.
Ante la posibilidad de que haya hasta cinco millones de refugiados, Europa debe crear un plan para compartir el reasentamiento entre las naciones europeas y brindar apoyo financiero a los países más cercanos a Ucrania. La lección de la crisis de Siria es que no se puede esperar que Polonia y Hungría hagan todo el trabajo.
En segundo lugar, es probable que los ucranianos que permanecen en el país sean los más necesitados. Ya hay abundantes ejemplos en todo el mundo, desde Yemen hasta Nigeria, de ayuda bloqueada para que no llegue a los civiles. El acceso a la ayuda es un derecho según lo señalan las leyes internacionales humanitarias: debe protegerse y mantenerse.
Este es el momento en que la retórica sobre la inviolabilidad y la dignidad de la vida humana se pondrá a prueba en la práctica. La experiencia demuestra que solo una presión masiva puede mantener los flujos de ayuda.
En tercer lugar, debe haber rendición de cuentas por la realización del conflicto. Hay informes de proyectiles que impactaron en un hospital y en escuelas, además de lo que parece ser un bombardeo indiscriminado de viviendas civiles. Estas graves infracciones al derecho internacional pueden constituir crímenes de guerra.
Esos incidentes deben documentarse e investigarse. Así como los tribunales alemanes han condenado a personas por crímenes de guerra en Siria, también deben rendir cuentas las partes que violan el derecho internacional en Ucrania.
La última década ha sido testigo de una creciente era de impunidad en todo el mundo. Las guerras se han vuelto no solo aparentemente interminables, sino también sin ley, desde Siria hasta Yemen.
La impunidad se ha alimentado del retroceso democrático y de la crisis de confianza que se vive en las naciones occidentales. Los acontecimientos en Ucrania son la culminación de esto, con implicaciones mucho más allá de las fronteras del país.
Mientras que el final de la Guerra Fría marcó una victoria de la responsabilidad sobre la impunidad, la guerra en Ucrania corre el riesgo de volver a un mundo en el que los poderosos hacen lo que quieren y los débiles hacen lo que deben.
El intento de Putin por retroceder 30 años el reloj geopolítico repercutirá en las próximas tres décadas. No hay tiempo para la complacencia moral.
Presidente del Comité Internacional de Rescate