Reforma judicial: el Presidente solo presenta un plan de impunidad
Uno se pregunta si el Presidente está conectado con la realidad. El mundo está transitando la peor recesión económica desde la Segunda Guerra Mundial y una pandemia que tiene en vilo a la sociedad. En la Argentina, vivimos la cuarentena más extensa del mundo y negociamos una deuda externa para la cual decimos no tener suficiente dinero para pagar. En tiempos de emergencia extrema que, entre otras cosas, hace que se gobierne con superpoderes y bajo incontables Decretos de Necesidad y Urgencia, ¿es momento para impulsar una gran reforma judicial?
Hoy, la gente no está pidiendo una reforma judicial, está pidiendo justicia. Una Justicia que actúe, investigue, evalúe, juzgue y resuelva de manera imparcial y en tiempo y forma. Debe implementarse en todo el país el ya aprobado Código Procesal Penal Federal que se basa en un modelo de justicia oral, con procedimientos más rápidos, sencillos y transparentes, a través de investigaciones y juicios ágiles. El mismo reemplaza el actual sistema inquisitivo -que ponía la investigación del ilícito en cabeza del juez- por el sistema acusatorio, que pone la investigación en cabeza del fiscal.
Por lo tanto, si lo que buscamos es mayor celeridad, necesitamos nombrar más fiscales que jueces. Además, ¿por qué nombrar 23 jueces subrogantes -con la inestabilidad que esos nombramientos conllevan- cuando se han retirado de la Comisión de Acuerdos del Senado 135 pliegos de postulantes a distintas magistraturas? Pliegos que ya atravesaron las distintas instancias del concurso han sido evaluados, entrevistados y ternados por el Consejo de la Magistratura. Un gasto innecesario de recursos humanos, económico y de tiempo, pero sobretodo, una falta de respeto a los que se sometieron a las reglas del juego y le suspenden sin razón el partido.
Leyes como la del arrepentido, de flagrancia, de responsabilidad penal de las empresas, sumadas al impulso que se le dio durante el gobierno anterior al Programa de protección a testigos, fueron herramientas que le permitieron a los jueces darle algo de agilidad al proceso, tan ralentizados por la cantidad de instancias de apelación que hoy tiene nuestro sistema. Continuar con las distintas temáticas del Programa de Justicia 2020, que incluye la participación ciudadana, acercarían esta reforma también a los usuarios del servicio de justicia.
Llama la atención la constitución de una comisión de notables para reformar la Corte Suprema, el Consejo de la Magistratura y el Ministerio Publico Fiscal, sin que la integren anteriores o actuales miembros de estos cuerpos, que son los que más conocen las deficiencias en su funcionamiento a corregir. Tampoco se convocó a la sociedad civil o a las fuerzas opositoras, no se buscó construir consensos ampliamente.
El diseño de la reforma que llevaba a cabo su secretario Gustavo Béliz era muy superador y más austero. Pero parece que aquel propuesto por el abogado de la vicepresidente tuvo más peso. Qué perjudicial es para los argentinos que el Presidente siga priorizando las necesidades de su madrina política…
No es contra el otro sino con el otro que podremos, parándonos en las coincidencias y pactando en las diferencias, diseñar las políticas públicas necesarias para superar décadas de desencuentros que no nos han permitido avanzar. El Presidente solo presenta un plan de impunidad. Otra oportunidad perdida.