Récord de emisión monetaria: ¿otra hiperinflación a la vista?
En los últimos dos meses la emisión monetaria se ha transformado en el mayor auxilio financiero del gobierno de Alberto Fernández, y se estima que las transferencias del Banco Central al Tesoro Nacional podrían incluso superar durante este año a la menguada recaudación fiscal. Sin embargo, los economistas y las autoridades nacionales no se ponen de acuerdo acerca de si este nivel récord de expansión monetaria nos conducirá o no a un escenario de hiperinflación.
Durante los primeros cuatro meses de 2020, las transferencias del Banco Central al Tesoro superaron los 600.000 millones de pesos. Y solo en lo que va de mayo rondan los 345.000 millones, por lo que cuando concluya el presente mes el aporte de la entidad monetaria podría ubicarse cerca del billón de pesos desde el inicio del año, sumando utilidades y adelantos transitorios. Un nivel récord.
Frente a las voces de alarma que han lanzado distintos economistas por el peligro de que semejante montaña de emisión monetaria acelere las probabilidades de un estallido hiperinflacionario, el gobierno nacional se ha jactado de que la inflación de abril (1,5%, según el Indec) fue la más baja de los últimos 31 meses, pese a que hubo una expansión de la base monetaria del 42%.
Avalando el optimismo gubernamental, el economista Emmanuel Alvarez Agis, en un reciente artículo publicado en Página 12, sostuvo que en la Argentina "se sigue discutiendo una teoría de la inflación que ya no se enseña ni se aplica en ninguna economía relevante del mundo".
Alvarez Agis, quien fue viceministro de Axel Kicillof cuando éste condujo la cartera económica en el gobierno de Cristina Kirchner, consideró que "está bien emitir para paliar los efectos del Covid-19" y que la inflación futura solo tendrá lugar "si se descuida el frente financiero de nuestra economía".
En la otra vereda, el economista Agustín Monteverde interpretó que "la estampida inflacionaria va a venir cuando ceda el temor" que nos provoca el coronavirus. Explicó que "mientras bailemos al ritmo de la pandemia, mientras sigan las restricciones a la circulación, junto a una suerte de corralito bancario, a controles de precios y a un congelamiento de tarifas de servicios públicos, podrá parecernos que la inflación está bajo control". Pero pronosticó que "cuando se vuelva a cierta normalidad, la Argentina marchará hacia un escenario de muy alta inflación y a una devaluación del peso frente al dólar aún mayor".
Otro economista de ideología liberal, como Agustín Etchebarne, director de la Fundación Libertad y Progreso, anticipó que espera "una aceleración de la inflación" en la última parte del año, en un proceso que "puede duplicar o triplicar los valores mensuales" actuales y que, a su juicio, "podría provocar fuertes tensiones políticas, porque la pobreza va a seguir en ascenso".
Etchebarne reconoció que el nivel de emisión monetaria es y continuará siendo muy elevado, porque se debe considerar no solo el aumento de la base monetaria, sino también el del total de pasivos monetarios del Banco Central, que podrían transformarse en emisión futura. "Con un déficit fiscal que estimamos bastante por encima del 5% del PBI para este año y una caída del nivel de actividad que promediará en el año entre un 10% y un 15% del PBI, esperamos que se continúe emitiendo moneda", añadió.
La alternativa que propone este economista es "recortar todos los sueldos públicos, salvo los de empleados en salud y fuerzas de seguridad, para que compartan el enorme impacto en los ingresos que está sufriendo el sector privado". Sin embargo, aclaró que no ve al Gobierno actuando de esa manera.
Desde su visión heterodoxa, en cambio, Alvarez Agis insiste en que afirmar que la emisión genera inflación es parte del sentido común del argentino, pero no tiene un correlato en la realidad. Citó como ejemplo que, durante el gobierno de Mauricio Macri, entre septiembre de 2018 y septiembre de 2019, la base monetaria creció apenas un 0,8% en términos nominales y la inflación de ese mismo período se incrementó un 50%.
No obstante, Alvarez Agis advirtió que, en ocasiones, la cultura dolarizadora que sobresale entre los argentinos podría poner en peligro sus pronósticos. Expuso que, si en lugar de comprar distintos bienes, los argentinos compramos dólares en un contexto donde el Banco Central está aumentando la emisión, puede sobrevenir una devaluación y, cuando esto pase, "será cierto que una emisión habrá generado inflación". De ahí que su solución sea que el Gobierno "procure mantener todos los dólares a raya", política que las autoridades nacionales y el Banco Central están tratando de fortalecer en los últimos días con un extremo aumento de las restricciones a la adquisición de moneda extranjera a través del mercado oficial de cambios y de los canales que ofrecen las operaciones de compraventa de bonos en la Bolsa de Comercio.
Al margen del debate acerca de si el elevado nivel de expansión monetaria nos llevará a una inflación mucho mayor, el criterio que prevalece entre los agentes del mercado financiero es que, para evitar un descalabro mayúsculo, la Argentina debería llegar a un acuerdo con sus acreedores en la renegociación de la deuda pública y, simultáneamente, ofrecer un plan fiscal y monetario creíble para cuando el país salga de lo peor de la pandemia.