Raúl Olmos, un nexo entre Caló y el Gobierno y un jugador más en la galaxia de medios oficialista
Dueño de los diarios Crónica y BAE, creció en los negocios de la mano del titular de la CGT aliada al kirchnerismo y, dicen, va por más
De Raúl Olmos se podría decir que es el nexo perfecto entre el sindicalismo oficial de la nueva CGT y la galaxia de medios alineada con el Gobierno. De 48 años, nacido en Godoy Cruz, Mendoza, el dueño de los diarios Crónica, BAE y El Atlántico de Mar del Plata se formó en el mundo de las obras sociales y creció gracias al negocio de la salud. Detrás de él y de su dimensión actual de empresario periodístico de peso, existe una fina ingeniería en la que abundan las prestadoras médicas y los vínculos con el Estado.
La leyenda afirma que hasta hace 15 años Raúl Olmos recorría los sindicatos en un Fiat 600, aunque la movilidad social a la que subió le permite circular hoy en una camioneta X6 BMW negra y vivir en un chalet de dos pisos en Villa Adelina, Vicente López. Su vertiginoso ascenso se dio en sincronía con la expansión política del kirchnerismo y la recuperación de la industria metalúrgica.
Quienes lograron un buen entendimiento con él -y no son pocos- lo definen como un "contador que siempre paga". De pocas palabras, sencillo, rápido, emprendedor, nunca les escapa a los desafíos. "Raúl es un audaz que a veces roza lo irresponsable. Pero le va bien", admite sin vueltas uno de sus colaboradores. A su lado dicen también que no conoce personalmente a Cristina Fernández de Kirchner ni tiene trato con ella. El secretario de Comunicación, Alfredo Scoccimarro, el ministro Julio De Vido y el diputado Carlos Kunkel son algunos de sus interlocutores habituales.
Olmos se inició como hombre de negocios en la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), cuando el país se derrumbaba y Caló era secretario de Acción Social del gremio. Con apenas 35 años y recién llegado de Mendoza, alcanzó a conocer al anciano Lorenzo Miguel. No sólo eso: fue clave en la creación del fideicomiso de la UOM que sirvió para afrontar el concurso de acreedores y funcionó como el respirador artificial que sacó a los metalúrgicos de la asfixia en la que habían caído durante el menemismo. En mayo de 2002, le acercó al "Loro" el contacto con Rodolfo "Rolo" Gabrielli, mendocino como él, ex gobernador de la provincia y entonces vicepresidente del Banco Nación de Eduardo Duhalde.
Muy poco después, la UOM creó en la sucursal Plaza de Mayo del Nación dos fideicomisos y Olmos fue imprescindible. Su firma Donington SA ofició de administradora fiduciaria y eje de la triangulación del dinero proveniente de los afiliados. Tenía sede en Alsina 440, donde funcionaba BASA, su principal prestadora. "Arrancó en la UOM, pero la mudaron enfrente cuando saltó la mafia de los medicamentos", precisa un administrativo del gremio.
Olmos lo hizo todo con perfil bajo y sin generarse enemistades. "Cuando vos querés saber lo que piensa, le tenés que preguntar. Es sindicalista", explica un amigo suyo. Y dice que en la divertida cena que compartieron hace poco con empresarios como José Luis Manzano, Daniel Vila -con quien la relación no sería buena-, Sergio Szpolski y el español de Telefé, Luis Blasco, "Raúl no abrió la boca".
Tras la muerte de Miguel, Caló lo transformó en hombre de su máxima confianza. Durante una década -los fideicomisos vencen el 31 de este mes-, Donington percibió todos los meses un 30% de la recaudación de la UOM y otro 30% de la obra social del sindicato. Del total, 10% se destinó a afrontar los créditos del concurso de acreedores y 20 a la administración central que conduce desde 2004 el titular de la CGT oficialista.
Además, Donington administró el 70% del fideicomiso de la obra social, destinado a las prestadoras de salud que atienden a los afiliados y que pertenecen, en muchísimos casos, al propio Olmos y a su esposa, Sonia Concina. Salvo excepciones, como La Matanza o Villa Constitución, la mayoría de las 52 seccionales de la UOM optaron por alguna prestadora del dueño de Crónica. Por eso, según fuentes del sindicato, la masa total de fondos que administra Olmos a través de Donignton ronda los 45 millones de pesos mensuales.
El exitoso contador es dueño además de un pool de empresas concursadas que se mantienen a flote gracias a un nutrido grupo de abogados y a sus vínculos políticos.
Madre de batallas
El año 2005 fue el del sorprendente salto hacia los medios. Entonces, con el aval del Gobierno, de Caló y de Hugo Moyano, Olmos le compró Editorial Sarmiento en un millón de dólares a Héctor Ricardo García. El debut fue accidentado: conflictos salariales, cierre de la edición vespertina de Crónica y denuncias de que patovicas golpeaban a los periodistas. El diario dejó de salir por tres días, pasó a imprimir en los talleres de Ámbito Financiero y, en 2006, el juez comercial Javier Cosentino le decretó la quiebra. Entre Caló y Olmos dicen haber juntado una cifra equivalente a 1.300.000 dólares para levantar la quiebra. "Raúl pagaba la deuda de Crónica con la plata de Donington y del sindicato", asegura un hombre de la UOM.
Aunque después quedó afuera, Moyano facilitó el acercamiento con Independiente para que Forjar Salud auspicie su camiseta. Para Olmos, fanático del Rojo y amigo personal de Ricardo Bochini, fue casi un sueño.
De Vido también intercedió de manera crucial para que el diario afrontara la deuda sideral que tenía con la AFIP con publicidad en sus páginas. Hay quienes afirman que todavía hoy existen alrededor de 70 embargos sobre el edificio de Crónica. Por lo pronto, como una década atrás, Olmos volvió a llamar a "Rolo" Gabrielli para que lo ayude. El año pasado, su coterráneo le alquiló nueve pisos del histórico edificio de Garay para que allí funcione la Administración Nacional de la Aviación Civil (ANAC), que hoy preside. Raúl mantiene su base en el décimo y su hermano, Alejandro, dirige el diario desde Bartolomé Mitre al 700.
Olmos suele decir que, pese a los problemas, salió ganando. Se convirtió en hombre de medios, en coadministrador de Crónica TV y se quedó con el avión Lear Jet de Héctor Ricardo García. Allegados a García admiten que los une un vínculo extorsivo en el que el Gobierno influye en la programación del canal con la guillotina de la AFIP como argumento. Para Olmos, no es tan fácil. "Raúl puede fijar contenidos, pero no puede impedir que en Crónica salgan Duhalde y De la Sota", grafica un funcionario del área de Medios.
En 2011, Olmos compró una imprenta para sus diarios, se asoció con Sebastián Ortega en la productora Underground y creó Arcom TV y Send TV con su chofer, Antonio Ciuffo, para entrar al rubro de la TV digital. Pero el Gobierno anuló en julio la licitación de señales y se quedó a mitad de camino. Ahora fantasea con adquirir Canal 9 o Telefé.
La alianza con Caló se mantiene. Algunos hablan de diferencias en los negocios. Otros recuerdan el mes de agosto de 2009, cuando Olmos recibió el golpe más duro de su vida. Un hijo de 19 años falleció a causa de una enfermedad y, cerca del contador, afirman que Caló "no se portó bien". El estrecho vínculo entre ellos remite al que tuvieron durante cuatro décadas Lorenzo Miguel y Julio Vicente Raele, el presidente del Instituto de Seguros, que levantó un imperio vendiendo pólizas de seguros de vida y de sepelios a los afiliados. Sin embargo, en la UOM afirman que no hay parangón. La Argentina es otra, el sindicalismo es otro y, además, Raele está vivo. A sus 84 años, sigue pisando fuerte en el gremio y cobrando las polizas. Olmos lo conoce bastante bien.
Quien es
Nombre y apellido
Raúl Olmos
Edad
48 años
Hombre de medios
Es dueño de los diarios Crónica, BAE y El Atlántico de Mar del Plata, a los que llegó con el aval del Gobierno y de Moyano. Intentó entrar en el negocio de la TV digital, por ahora sin éxito.
Alianza con Caló
Mendocino, contador, se inició en los negocios en la UOM, cerca de Antonio Caló y de la mano de los negocios con las obras sociales.