Que vaya preso
"El gobierno argentino agradece a la República de Corea la donación de 200.000 máscaras protectoras contra el Covid-19".
(Tuit de la Cancillería ilustrado con una imagen de Kim Jong-un.)
A Twitter la mandaron en penitencia a la esquina de la nube. No es para menos. La cancillería argentina acusa a esa plataforma de haber ilustrado con Kim Jong-un una gacetilla del Palacio San Martín agradeciendo la donación de mascarillas contra el Covid-19. Las mascarillas existen y está confirmado que la gacetilla salió del entorno de Felipe (nuestro canciller, no del rey, que bastante tiene con el padre ya). El temita es que no las donó el temible dictador norcoreano, sino Moon Jae-in, presidente de Corea del Sur. Pequeño detalle.
A Google le fue peor que a Twitter. Cristina en persona le inició juicio porque, en mayo pasado, al poner su nombre en el buscador, salía acompañado de la frase "ladrona de la Nación argentina". Casi nadie se acordaba del asunto, pero como siempre pasa con estas cosas, cada vez que un ofendido agita el parche, la ofensa vuelve a desparramarse una y otra vez por todos los medios de comunicación, que se ven obligados a explicar por qué se ofendió. Por las dudas, Google ya adelantó que le reclame a Wikipedia, que es donde se habría originado el brulote. Por las innumerables causas judiciales que la tienen en la mira, acusada de haberse quedado con dineros públicos, Cristina también tiene a quien culpar: los enemigos del modelo, los medios hegemónicos y la parte de la historia que no la absuelve.
"La marcha del contagio" fue la frase que algunos les endilgaron a quienes se movilizaron en defensa de las instituciones, cansados del encierro, de los retos y del pánico que les produce pensar en cómo habrán de sobrevivir en la Argentina los que sobrevivan al coronavirus. Pero por el momento parece que son ellos los culpables.
Esto se asemeja mucho a cuando uno va a lo del dentista. Hay caries porque seguro que no nos lavamos bien los dientes. El arreglo se cayó porque mordimos de manera inapropiada y ni qué hablar de la muela que se mueve, ¿de quién es la encía que está inflamada, eh?
O cuando viene a casa el técnico del lavarropas. Seguro que usás jabón en polvo. Ojo que el líquido también tiene lo suyo. Lo purgaste. No lo purgues, estos nuevos no lo necesitan. Lo sobrecargaste. ¿Probaste con algo pesado?.
La culpa es del otro. El culpable ha sido descubierto. Somos nosotros. Solo queda que nos lleven presos.