¿Qué sujetos queremos formar?
La película The Wall hizo su aporte a la embestida crítica contra las instituciones de la sociedad burguesa, como la familia, el matrimonio y la escuela, mediante una escena en la que se ve una fila de alumnos que van cayendo de a uno en la boca de una máquina de picar carne que simboliza la institución escolar. Según esa mirada, la escuela transformaba las individualidades en partes de un conjunto en el que era imposible distinguir quién era quién. La metáfora de la picadora de carne también hacía alusión a una metodología cruel en el proceso de socialización con el que se lograba ese resultado. Si bien en la actualidad las metodologías disciplinadoras son mucho más sutiles e incruentas, el propósito de borrar las diferencias y uniformar los sujetos sigue vigente en las escuelas, aunque proliferen los discursos sobre el respeto a la diversidad.
En un momento en que se están ideando e implementando diferentes propuestas pedagógicas destinadas a generar alternativas a una escuela que pasa por verdaderas dificultades para afrontar el desafío de formar a las nuevas generaciones para actuar en un mundo en permanente mutación, corresponde reflexionar sobre qué sujetos se proponen formar estas innovaciones educativas.
Si bien hay una multiplicidad de experiencias, podríamos incluirlas todas en tres grandes grupos si consideramos el impacto que en la formación de las subjetividades conllevaría su aplicación.
Uno de los grupos pone énfasis en la implementación sistemática de exámenes y pruebas. En la generalidad de los casos no incursionan en innovaciones pedagógicas, sino que siguen teniendo un currículum tradicional y una metodología basada en la transmisión de contenidos; nada que las diferencie del común de las escuelas. Pero organizan la escolarización de los alumnos como una carrera de obstáculos que deben ser superados para poder avanzar en la trayectoria escolar. El ejemplo más extremo es el de los países asiáticos. Es un modelo de exitosos y fracasados, de sociedades de ganadores y perdedores.
La opción por esta alternativa exige a las familias transformar su vida y la de sus hijos en una preparación constante para los exámenes. ¿Quiénes piensan que esta forma de vida los hará mas felices a ellos y a sus hijos? Y lo que es más importante: ¿vale la pena? Además, ¿los exámenes preparan mejor para vivir en un mundo de incertidumbres? En una sociedad imprevisible, ¿qué sujetos serán mas aptos para construir un orden que les permita vivir con felicidad: los preparados para la competencia permanente para definir quién es el mejor o aquellos capaces de construir colaborativamente las soluciones que requerirán los cambios a los que estarán sometidos?.
Otro de los tipos alternativos que se están ensayando tiene una impronta que podríamos denominar "tutelar" de las trayectorias escolares. En él, la escolarización está permanentemente custodiada por docentes que acompañan las instancias de aprendizaje para que los alumnos que tienen más dificultades puedan, aunque más no sea, mantenerse en la escuela. La propuesta tutelar en general se piensa asociada a los sectores más vulnerables o, para decirlo sin eufemismos, para los chicos pobres, que dado el modelo pedagógico vigente cuentan con menos recursos culturales que el resto de los chicos. ¿Qué sujetos nos propone esta escolarización? No es difícil deducir que se trata de alguien que se piensa a sí mismo como incapaz de ser por sí mismo. Estos sujetos están condenados a construir lazos de dependencia y tutelaje para sostener su derrotero de vida.
Hay otra serie de propuestas que modifican sustancialmente el modelo clásico, al transformar a los alumnos en un grupo que colectivamente y de forma colaborativa participa de manera activa en la producción del conocimiento a través del desarrollo de proyecto y la resolución de problemas de la vida real. En ellas, las nuevas tecnologías son utilizadas para acceder a la información y programar alternativas y los docentes actúan como guías que hacen posible la construcción del conocimiento sobre la base de las investigaciones y los hallazgos de sus alumnos. El modelo se propone formar sujetos capaces de interrogar el mundo en que les tocará vivir, posicionarse en él y construir en cooperación con otros. Es una escolarización que apuesta a la producción de sujetos capaces de pilotear su propia vida sin empujar a nadie, sin pasar por el temor de ser empujado y sin protecciones invalidantes. ¿Cuál de estos sujetos quisiéramos que fabrique nuestra escuela?
Investigadora de Flacso, miembro del Club Político Argentino