¡Qué jugador Alberto!
“Alberto parecía un jugador de rugby tackleando presidentes por los pasillos del G-20″. (De Mauricio Macri).
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Dicen que, cuando lo vieron jugar a Alberto, los All Blacks decidieron jubilar el haka y que Los Pumas les pidieron perdón a los neozelandeses por haberles ganado aquel histórico partido del torneo Tres Naciones.
No más gritos de guerra flexionando las rodillas ni golpeándose los brazos mientras les sacan la lengua a los competidores. Silencio y a “mimir” temprano, como se dice ahora.
¿Por qué? Porque hacerse los gallitos ya no da resultado. Si no lo vieron, les recomendamos ver en YouTube los videos del paso de Alberto por el G-20 y la cumbre ambiental.
De nada sirvió el tackle que le hizo a Joe Biden para que lo tomara en cuenta. “Menos mal que limpiaste a Trump” fue el mensaje cifrado que le dijo Alberto al presidente de los Estados Unidos, mientras se rascaba la cabeza como si estuviera protagonizando una publicidad de Nopucid. Biden, sorprendido pero rápido de reflejos, desvió la conversación diciendo que la Argentina era muy bonita y preguntando dónde quedaba la salida.
No conforme con eso, nuestro presidente se arrojó sobre John Kerry, el exsecretario de Estado de EE.UU. y principal funcionario del gobierno de Biden para la lucha contra el cambio climático, como si fuera un barrabrava entrando al estadio al grito de “¡Qué hacés, papá!”. Kerry hizo un rápido handoff: usó la mano que Alberto le dejó libre para sacárselo de encima. Angela Merkel, testigo de esa disparatada escena, se encogió como bicho bolita y escapó rauda para evitar el toqueteo argentino antipandemia.
Otro que le puso límites al padre de Dylan fue Justin Trudeau. Mientras Alberto llevó a cinco funcionarios para entrevistarse con el premier de Canadá, este se sentó solo del otro lado de la mesa, sin siquiera un papelito donde tomar nota de lo que pretendía decirle la numerosa comitiva argenta.
Presa de un abrazo incómodo, el francés Emmanuel Macron parecía un pan de jabón tratando de escurrirse de las garras del Fernández más encumbrado de las pampas. La que lo paró en seco con un try inesperado fue Kristalina Georgieva, del FMI: todo muy lindo, pero ni pienses que te vamos a postergar los vencimientos de la deuda, le susurró a Alberto, quien ya preparaba el histórico discurso que pensaba dar en la cumbre climática de Glasgow. El salón donde le tocó hablar estuvo casi vacío. No le dio para un drop.
Derrotado en sus intentos de socializar cuerpo a cuerpo en las dos mayores cumbres internacionales de las últimas semanas, al candidato de Cristina para presi no le quedó otra que refugiarse en los brazos siempre cálidos de la izquierda latinoamericana. Durante un acto que compartió con Rafael Correa y Evo Morales, aprovechó para criticar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a la OEA y al FMI. Más ubicuo no se consigue. Al acto también concurrió el compañero condenado por corrupción Amado Boudou, pero no se le abalanzó para abrazarlo. Una cosa es ser confianzudo y toquetón y, otra, zonzo.