Que el futuro no se nos escape
Ya rige la ley que obliga a los tres poderes del Estado a dar información a los ciudadanos. Constituye un gran avance, pero es mucho lo que falta porque la cultura de la transparencia y de la participación, de la que el acceso a la información es un componente imprescindible, es directamente proporcional a la cultura cívica de la ciudadanía. Muchas personas que nunca se han interesado por el tema probablemente sigan desinteresadas, pero otras comenzarán a despertar si se educa tempranamente sobre la necesidad de estar informados.
Un ejemplo que podría ser replicado en nuestro sistema educativo es el de las contralorías escolares, programa iniciado en 2010 en Medellín, municipio líder en innovación y segunda ciudad en importancia de Colombia, un país víctima de luchas internas y del crimen organizado. Medellín -3,5 millones de habitantes, incluida su área suburbana- es uno de los lugares más castigados por esas calamidades. Quien ha visitado esta ciudad hace dos décadas y la visita ahora no puede menos que expresar su admiración ante lo que una dirigencia honesta y comprometida puede lograr en pocos años; que reconoce lo mucho que resta hacer y, por eso mismo, ha puesto la educación como eje de la transformación.
La contraloría escolar es un proyecto de formación en participación ciudadana. Se define así: "En todas las instituciones educativas oficiales de Medellín habrá una contraloría escolar, que será la encargada de promover y actuar como veedora del buen uso de los recursos y de los bienes de la institución educativa a la cual pertenece, como mecanismo de promoción y fortalecimiento del control social en la gestión educativa y espacio de participación de los estudiantes, con el fin de fomentar la transparencia en el manejo de los recursos públicos. Velará porque los programas y proyectos como los fondos del servicio educativo, restaurantes escolares, tienda escolar, proyectos ambientales y recreativos, obras de infraestructura de la respectiva institución educativa y de su entorno cumplan con el objetivo propuesto".
Los contralores escolares, uno por escuela, alumnos que cursan los últimos años de la secundaria, son elegidos por sus compañeros, como lo son también quienes integran el grupo de apoyo del contralor. Estos jóvenes reciben capacitación de la Contraloría General de Medellín, ante la que deben presentar un informe anual de gestión. Deben conocer y controlar el presupuesto, el plan de compras y velar por la transparencia de las licitaciones que realice la escuela. Son parte de una red que los agrupa para coordinar acciones de participación ciudadana.
El programa -que se extiende a otros municipios y ya cuenta con más de 500 contralores- organiza obras de teatro, jornadas lúdicas y encuentros para desarrollar en los niños competencias ciudadanas en el cuidado de los bienes públicos. Recibieron el Premio de las Naciones Unidas al Servicio Público, distinción que se otorga luego de comprobar su funcionamiento, sustentabilidad y posibilidad de ser replicado.
En nuestro país, las recientes tomas de escuelas mostraron un panorama preocupante: menoscabo de la ley y de la autoridad, vandalismo, padres cómplices, ausentes o angustiados, chicos confundidos que expresan a una minoría, autoridades débiles y pasivas, clases que no se dictaron, deterioro generalizado de la institución escolar.
Medellín y la ciudad de Buenos Aires son ciudades hermanas, según el programa del mismo nombre que fomenta el contacto humano y enlaces culturales entre ciudades. Para que el futuro no se nos escape? ¿no será hora de imitar a nuestra hermana latinoamericana?
Abogada y mediadora