¿Puede la Agencia Vencer a la Estructura? El caso de Capital Humano
En ciencias sociales, el debate entre agencia y estructura plantea una cuestión fundamental: ¿son nuestras decisiones individuales (agencia) o las fuerzas sociales, económicas y culturales que nos rodean (estructura) las que determinan nuestro destino? Los defensores de la estructura sostienen que vivimos condicionados por sistemas complejos y profundamente arraigados que limitan nuestras elecciones. Sin embargo, quienes creen en la agencia apuestan a que el individuo puede desafiar y subvertir esos sistemas en favor de ideales más altos.
La decisión presidencial de crear el Ministerio de Capital Humano representó un intento audaz de transformar la gestión de políticas sociales, enfrentando una burocracia profundamente enraizada. Sandra Pettovello, a la cabeza de esta iniciativa, desafía la estructura corrupta y expone el dilema central: ¿cuánto pueden realmente los individuos superar las limitaciones de sistemas diseñados para perpetuarse?
A poco de cumplirse un año de la creación del Ministerio de Capital Humano, su enfoque integral, que abarca desde la lucha contra la pobreza hasta la educación, el trabajo y la previsión social, demuestra que el debate entre agencia y estructura se inclina a favor de la agencia.
Décadas de una burocracia estructural –consolidada a través de capas de piqueteros, militantes kirchneristas y afines que, desde el colapso/golpe de 2001, contribuyeron a un Estado elefantiásico– han sido financiadas por una clase media empobrecida, desembocando en una fábrica inflacionaria de pobreza. Este copamiento del Estado por una burocracia que se reproduce hasta de manera cultural encontró un freno con la llegada de Javier Milei al poder. Su elección y los valores que representa constituyeron un nuevo contrato social, afianzando la gobernabilidad.
A Milei se le critica más las formas que el fondo, ya que su objetivo de acabar con el abuso de las corporaciones se alinea con una corriente de opinión popular que había sido silenciada por la poderosa estructura cultural que defiende el statu quo.
En esta transformación, Sandra Pettovello, al frente del Ministerio de Capital Humano, encarna la lucha macro contra la corrupción, incluso en detalles simbólicos como el de un electrodoméstico. Desde su primer día en el ministerio, Pettovello se dedicó a eliminar los “gerentes de la pobreza”, aquellos que intermedian en nombre de los más necesitados. En una de sus primeras acciones, se sentó en la puerta del ministerio para recibir personalmente los datos de cada uno de los piqueteros “con hambre”. Ninguno se acercó en las dos horas que esperó, pues los “referentes” se lo impidieron, ya que, como ella explicó, los tenían “con la voluntad viciada”.
En un contexto donde la intermediación de subsidios consolidó una estructura omnipresente hasta la llegada del líder libertario al Sillón de Rivadavia, la voluntad de personas clave en el Gobierno marca la diferencia. Al enfrentar los vicios de estas estructuras burocráticas, esa voluntad se convierte en una manifestación viva de la agencia: Milei, Pettovello y cada funcionario con el coraje necesario para el cambio.
La corrupción con su fábrica inflacionaria de pobres, un sistema profundamente arraigado en la estructura parecía inevitable e inamovible. Sin embargo, Pettovello demuestra que el individuo puede desafiar y reconfigurar condiciones que se creían inalterables. Los tótems inviolables, como las cuentas opacas de las universidades, los sindicatos y, especialmente, los millonarios gerentes de la pobreza están alarmados.
Pettovello podría ser vista como una Antígona moderna, que desafía la estructura corrupta de su tiempo para defender principios de justicia más profundos. Como la protagonista de Sófocles, representa la agencia en su máxima expresión: en lugar de conformarse con el destino impuesto por una estructura corrupta, decide confrontarla, sin importar el costo, en sintonía con el mandato de Balcarce 50. Sin embargo, con una diferencia crucial en el final: esta vez, es Antígona quien está enterrando vivos a los corruptos.
* El autor es consultor de Diplomacia Pública y asesor de la Secretaría de Educación, Ministerio de Capital Humano