Proyectar un compromiso
La celebración de los 40 años del Tratado de Paz y Amistad (TPA) entre la Argentina y Chile, alcanzado mediante la mediación de la Santa Sede, está cargada de significado. No solo porque puso fin a un conflicto que parecía no tener salida, sino también porque abrió paso a una nueva etapa en las relaciones bilaterales.
La conmemoración ocurre en un período internacional complejo, cargado de incertidumbre. En ese contexto América Latina aparece dispersa y debilitada, con escaso crecimiento económico y el proceso de integración en pausa.
Al conmemorar el TPA reafirmamos ciertos principios que es necesario mantener vigentes: ante todo, el valor de la paz en una región libre de guerras, sin armas nucleares, que debe evitar el torbellino de las disputas hegemónicas externas; la necesaria colaboración entre las naciones con miras a una integración flexible y dinámica; la importancia del cumplimiento de los tratados, logrados gracias al diálogo y la diplomacia, pacta sunt servanda prescribe la Convención de Viena.
El TPA es una promesa que debe ser cumplida y un programa para trabajar por la confluencia estratégica de ambos países. Las buenas relaciones que se han ido formando en los más diversos campos son un factor de estabilidad y progreso para nuestros pueblos y para toda la región.
Hoy se advierte en la Argentina un renovado interés por el Pacífico, y no solo en las provincias fronterizas con Chile; por su parte, la sociedad chilena sigue con interés los acontecimientos que tienen lugar en la Argentina, en especial se observan los cambios macroeconómicos y las perspectivas para la inversión y el comercio. Cuando en el mundo resurgen ideas proteccionistas, la Argentina y Chile pueden unir esfuerzos por alcanzar una inserción inteligente en las cadenas de valor aprovechando el tratado de complementación económica y libre comercio entre ambos países.
Existe un creciente flujo de personas (se estima que 3 millones cruzan la Cordillera al año) y mercancías a través de una frontera de 5308 km, poniendo en tensión el funcionamiento de los pasos fronterizos. Hay nuevas exigencias de conectividad, como las que ofrece el reciente acuerdo de cielos abiertos; también es posible avanzar en conexión ferroviaria y los proyectos de túneles de Agua Negra y Las Leñas.
Cabe resaltar la integración energética con proyección exportadora de GNL por puertos chilenos. También el interés en la actividad minera, en especial por la explotación del litio y el cobre, usando las facilidades que ofrece el Tratado Minero binacional.
El proyecto Humboldt para transmisión de datos hacia el Asia y Oceanía supone la participación de la Argentina y Brasil.
Las FF.AA. y las policías mantienen su constante intercambio de información, entrenamiento y colaboración, particularmente significativa es su contribución a la política antártica.
Sirva este aniversario para honrar los compromisos suscriptos, más allá de los avatares de la vida política.
Unidos podemos enfrentar mejor los desafíos del presente y el futuro.
Embajador de Chile en la Argentina