Provincia de Buenos Aires: mejorar, no dividir
Ante la pronunciada diferencia entre las provincias y la dicotomía que diferencia al conurbano bonaerense con el interior, se han efectuado últimamente propuestas que propugnan la división territorial. No compartimos ese criterio. La provincia de Buenos Aires tiene una importante identidad, con aspectos sociales, históricos y culturales que deben tenerse en cuenta, y no es responsable del desarrollo desigual del territorio nacional. Si hay culpables deberán buscarse, antes o después de 1880, del otro lado del Riachuelo y de la Avenida General Paz: en el centralismo porteño, que últimamente hasta impone los gobernadores .
Parte de la solución del “asunto bonaerense” radica en la necesidad de efectuar una profunda reforma institucional y, en tal sentido, proponemos algunas soluciones, sabiendo que varias de ellas van a generar polémicas y oposición.
Entendemos que es necesario desacoplar las elecciones provinciales y municipales de las nacionales , lo que permitirá una mejor evaluación de propuestas y candidatos y además facilitará el acceso en los municipios de fuerzas locales que se pierden en las elecciones generales. En las elecciones provinciales y municipales el actual sistema de cocientes debería ser reemplazado por el sistema D’Hont o similar.
La fecha de inicio de los mandatos constitucionales deberá establecerse cerca de la iniciación del segundo semestre del año, para que el gobierno recién asumido pueda elaborar su propio presupuesto y no encuentre a gran parte de la administración pública en vacaciones.
Para la elección de diputados se mantendrá el sistema de secciones electorales, debiéndose modificar las actuales para no desvirtuar la base de la representación, redistribuyendo los distritos que las integren con un criterio zonal y poblacional .
Se deberá incorporar el concepto de “región”, para lo que sugerimos la división de la provincia en 20 regiones. Como consecuencia de ello la elección de senadores se efectuará por región, eligiéndose tres senadores provinciales por cada una, atendiendo a la representación de las minorías. La incorporación de este concepto permitirá a las regiones la integración en proyectos comunes, entre sí y con las jurisdicciones provinciales limítrofes (v.g. Ceamse, Corfo , Delta). Además, se podrá lograr una adecuada coincidencia entre las distintas actividades regionalizadas del Estado provincial, que hoy muestra una dispersión alarmante, por ineficiente y onerosa. No implicará concentrar todo en una sola ciudad cabecera, pero sí mantenerlas bajo una misma entidad regional. Además, la Legislatura deberá necesariamente disminuir su gasto excesivo, limitándolo a un porcentaje racional del presupuesto provincial, por una cuestión de ejemplaridad, pues hay un muy alto número de comisiones, de asesores y de personal.
Es necesario disminuir el peso de la representación política en el Consejo de la Magistratura. Se deberán agilizar los procesos judiciales y entender que el rol de la Corte Suprema no es la de ser una tercera instancia común.
La educación será prioridad, debiéndose actuar de inmediato para superar una situación caótica, de atraso y facciosa, para ir a una educación honesta y de excelencia que supere, a través de la escuela pública, las diferencias de clases y posibilidades económicas.
En seguridad pública se impone profesionalizar adecuadamente a los cuerpos, no interesando tanto la cantidad de efectivos, si bien importante, sino la calidad técnica y la alta moralidad del personal afectado, el que deberá contar con un equipamiento moderno y adecuado. El Servicio Penitenciario deberá contar con la cantidad y calidad de inmuebles y medios. Los menores que cometan actos tipificados penalmente deberán ser objeto de reeducación y cuidado. El otorgamiento de libertades frente a situaciones de mucha gravedad deberá modificarse. Las víctimas deben ser efectivamente protegidas.
El arcaico régimen municipal desvirtúa la esencia del gobierno de los vecinos. Proponemos establecer la autonomía municipal dentro de lo normado por las siguientes líneas directrices: a) afirmar el municipalismo con comunas de una población razonable para lo que significa gobierno local y que a su vez evite las deseconomías de escala en los servicios que brindan. b) El establecimiento de políticas activas que eviten la conurbación en las principales ciudades y regiones. c) Limitar el gasto público municipal no afectado a obra pública y servicios esenciales, a un porcentaje en relación a los ingresos. d) Limitar el número de ediles, los que hoy en los principales distritos llegan a 24, las agrupaciones minoritarias podrán tener representantes con voz y sin voto. e) Establecer la gratuidad en el desempeño de las funciones de concejales y consejeros escolares, los que tendrán derecho a percibir viáticos acorde a la situación de cada distrito. f) Disponer que los asesores que abone el erario público, lo sean del Concejo Deliberante en un número no mayor a 5 más uno por cada bloque.
El AMBA deberá tener políticas concertadas de carácter interjurisdiccional e interdisciplinario con el Gobierno Nacional y CABA.
Los legisladores nacionales de la provincia propiciarán el traslado de la Capital Federal al interior; debiéndose aplicar una política adecuada de ocupación del territorio nacional y desarrollar en los sistemas regionales el concepto de infraestructura “verde” para beneficio de las comunidades involucradas, por sobre los intereses básicamente especulativos.´
Cuando la importancia relativa de las provincias y la relación conurbano-interior provincial aparece en algunos textos como determinante para dividir, lo refutamos comparando a) Brasil ,en donde hay estados gigantes y ricos (San Pablo y en general los costeros) y otros atrasados, pobres y despoblados; b) EE.UU., con Nueva York, California, Texas frente a pequeños estados.
Cualquiera de esos poderosos y grandes estados de ambos países tienen un desarrollo tan desigual como el bonaerense. Nadie piensa que dividirlos es la clave. Sostener la división por causa de la inviabilidad de la provincia es la salida fácil pero, ¿quién garantiza que municipios provincializados dejarían de tener los males de ineficiencia y corrupción que los aquejan?, ¿cómo se solucionarían las disputas entre ciudades que querrán ser capitales?
Buenos Aires no es inviable, solo necesita que se la gobierne bien y que lo sea por bonaerenses, y no por injertos emanados desde CABA , que han sido un fracaso estruendoso.
Portesi, exministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, exsecretario de Estado de la Nación, expresidente a Conamba; Monea, exdirector Provincial del Conurbano Bonaerense, cofundador de la Asociación Mundial de Grandes Metrópolis