Proteger el patrimonio cultural
Con frecuencia, ciertas políticas públicas encuentran resistencia u oposición por parte de la sociedad cuando aquéllas chocan con la opinión generalizada acerca de su mérito, oportunidad o conveniencia. Esa resistencia merece reconocimiento público cuando es una demostración clara del interés cívico por defender desinteresadamente el patrimonio cultural, el ambiente o, en términos generales, cualquier derecho o garantía constitucional.
Al respecto, Basta de Demoler es una organización de la sociedad civil surgida del interés de un grupo de porteños en preservar valores edilicios y culturales amenazados.
Pública y pacíficamente, esa institución ha alzado su voz para impedir la demolición de joyas edilicias y reclamar la preservación y el cuidado de calles, parques, teatros, veredas históricas, mobiliario urbano y todo lo asociado al paisaje ciudadano.
En algún aspecto, su misión se asemeja a la de un fiscal público que protege bienes en peligro. Así, mediante reclamos administrativos o judiciales, logró detener la construcción de una torre en el terreno lindero al Monasterio de Santa Catalina de Siena en el microcentro y proteger la construcción anterior a 1941.
Bajo el lema "Salvemos Buenos Aires", Basta de Demoler promueve la defensa del patrimonio arquitectónico porteño, que distingue a nuestra metrópoli. Pero para ello urge que las autoridades nacionales y municipales definan con claridad las atribuciones de los organismos públicos involucrados y evitar criterios laxos y estrechez de miras respecto de los bienes en riesgo e impongan las sanciones que correspondan.
Como resultado de la actuación de Basta de Demoler, el World Monuments Fund reconoció que el centro histórico de Buenos Aires debería ser incluido entre los cien sitios culturales en riesgo en el mundo.
Esta OSC también trajo al país a Wilhem von Boddien, quien promovió la reconstrucción del Palacio Real de Berlín y su conversión en un gran centro cultural. Su obra intenta recrear espacios que fueron destruidos durante la Segunda Guerra Mundial. Berlín, declarada ciudad hermana de Buenos Aires, abre perspectivas interesantes e inspiradoras para la impostergable tarea de rescatar el patrimonio público con la activa participación de los ciudadanos.
La tarea de preservar y defender los vestigios de una pasada prosperidad que dan a Buenos Aires un sello inconfundible debe ser adecuadamente valorada, sobre todo cuando se la lleva adelante inspirada en modelos y pautas probados y por entidades que incluyen a personalidades destacadas y comprometidas con los valores que defienden.
Pero, además, merece especial reconocimiento la ausencia del fundamentalismo agresivo que distingue, lamentablemente, a tantos otros participantes de la sociedad en la consecución de sus objetivos.