¿Privatización del espacio público?
El caso de los trapitos genera un doble discurso en algunos
El asesinato de un joven durante una presunta pelea entre distintos grupos de "trapitos" en la zona del zoológico, en Palermo, reavivó la discusión sobre quienes desarrollan esa actividad. El Gobierno de la Ciudad decidió volver a impulsar un viejo proyecto que en su momento no contó con el apoyo de la oposición en la Legislatura, buscando declarar ilegal la actividad.
Varios miembros de la oposición al gobierno de Mauricio Macri salieron inmediatamente a criticar la iniciativa. La legisladora kirchnerista Gabriela Alegre incluso llegó a decir que con la norma se "demuestra una concepción discriminatoria, estigmatizante y muy autoritaria".
¿Discriminatoria hacia quienes no cumplen con la ley, imparten miedo a los vecinos y hacen uso de lo que es de todos lucrando con el espacio público? Los laberintos en los que se meten algunos políticos con tal de ir en contra del otro y defender un discurso políticamente correcto nos asombrarían más si no fueran tan recurrentes.
Los laberintos en los que se meten algunos políticos con tal de ir en contra del otro y defender un discurso políticamente correcto nos asombrarían más si no fueran tan recurrentes
Si la discusión se centra en quienes sufren en carne propia la alarmante situación que vive el país en términos de pobreza, indigencia e informalidad laboral, a pesar de una década de ingresos extraordinarios, la respuesta tiene que ser otra. El Estado tiene mecanismos para hacer frente a esto. La solución no pasa por dejar que chicos que deberían estar estudiando sean abusados por mafias defendidas en nombre de vaya uno a saber qué ideología.
Tal vez viven en otra ciudad. En ese mundo paralelo en donde no hay inflación y la Televisión Pública es plural, seguramente no tengan los problemas que todos tenemos. Para ellos debe ser normal que por estacionar en un lugar que es gratis se nos obligue a "contribuir" para no sufrir las consecuencias de no hacer caso a delincuentes.
El caso de los "trapitos" genera un doble discurso en algunos. Lleva a defender la privatización de lo público, lo que debería ser de y para todos, a los mismos que reclamaban la "democratización de la justicia". Tal vez no sea tan contradictorio.
La norma actual no sirve. Hay que probar ante la Justicia que el "trapito" extorsiona a la víctima. No se llega a juicio ni en el 1% de los casos. Con un poco de iniciativa política, se puede cambiar. Los vecinos quieren sentirse más seguros y tranquilos. Es hora de que la política se ponga de su lado y no del que atenta contra nuestros intereses.
Somos muchos más los que estamos a favor de cuidar lo que es de todos. No tengo dudas. Si le damos la razón a los que extorsionan les vamos a hacer un gran favor a las mafias que quieran instalarse en la ciudad.
Si le damos la razón a los que extorsionan les vamos a hacer un gran favor a las mafias que quieran instalarse en la ciudad
"No se puede permitir que un sector se apropie del espacio público" dice María Eugenia Vidal, vicejefa de gobierno. Sería renunciar a nuestros derechos. Darles llave en mano de lo que es de todos a los patoteros, a los autoritarios, los que creen que con la fuerza se consigue todo.
Para mí, el espacio público no puede ser controlado de facto por una minoría. Lamentablemente algo tan simple genera mucha violencia discursiva en varios. Defender a los violentos que se aprovechan de la desidia es defender la privatización de lo público. En definitiva, perjudicarnos a todos.
Los bloques opositores tienen que sumarse al oficialismo y buscar las soluciones que se necesitan. Es hora de trabajar en conjunto para facilitarle, en lo que se pueda, la vida cotidiana a todos los vecinos. Empecemos.
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