Presión a la selección de fútbol, no a la justicia
Los últimos días de 2022 vienen marcados por dos acontecimientos: el mundial de futbol que se juega en Qatar, y el dictado del veredicto y sentencia en el caso seguido contra ex funcionarios en la causa conocida como “obra pública Vialidad”.
Un denominador común conecta a ambos: la presión ejercida sobre sus protagonistas.
Respecto al primero, el fútbol es pasión en nuestro país. Por eso, la presión que el público ejerce sobre quienes visten los colores argentinos –en un marco de racionalidad- forma parte de nuestra historia.
Es un deporte-espectáculo donde las reglas del juego son conocidas por quienes quieran integrar la selección nacional.
En cambio, en materia judicial, el asunto es –y debe ser- muy diferente.
En un juicio oral y público, por más trascendencia pública que ofrezca, ninguna presión sobre quienes tienen la responsabilidad de juzgar puede ser admitida.
Lamentablemente esto no fue así hace algunos meses, cuando el representante fiscal expuso su alegato acusador. Allí el Ministerio Público Fiscal promovió la actuación de la justicia en defensa de la legalidad de los intereses generales de la sociedad, ofreció prueba y acusó a los imputados de un delito en un proceso histórico. Hizo su trabajo.
Sin embargo, en aquel momento, tanto el fiscal como los integrantes del Tribunal Oral fueron objeto de fuertes presiones, intolerables en un sistema republicano donde la división de poderes es la garantía del Estado constitucional.
Una sociedad que se aleja de la Constitución nacional o asiente las presiones que atentan contra la división de poderes –y en particular sobre el Poder Judicial- comienza a acercarse peligrosamente al totalitarismo y a la arbitrariedad.
Las decisiones judiciales deben ser respetadas. Este es el compromiso que toda la ciudadanía debe asumir, desde el lugar que cada uno cumple. Inclusive en este proceso donde todas sus partes intervinieron e hicieron valer sus derechos.
Ahora toca el turno de escuchar y respetar la voz de la justicia. Con respeto y sin presiones. Luego, habrá lugar, de corresponder, para recurrir la sentencia ante hipotéticos errores y en ejercicio del derecho a la doble instancia. Así lo prevé el sistema constitucional y convencional de derechos.
El film Argentina, 1985 expone muchos episodios de presión ejercidos en su época contra el fiscal y los jueces que juzgaron crímenes del momento más oscuro de la historia de nuestro país.
En aquel momento, la gran mayoría de la sociedad celebró que el juicio contra las juntas militares se haya hecho, y hoy es ejemplo mundial de un proceso judicial llevado a cabo con todas las garantías constitucionales.
La valentía, tanto de aquella acusación fiscal como de la sentencia de los jueces dictada el 9 de noviembre de 1985, junto al apoyo de la ciudadanía dio comienzo a un camino que hoy nos permite vivir con derechos y libertades.
Mantengamos ese sentido.
Abogado y Catedrático de Derecho, Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires