Presidentes en la tormenta. Héctor Cámpora y las divisiones del peronismo
Turbulencias: la gestión de Cámpora transcurrió en un clima de intensa agitación social y política
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En las elecciones de 1973, el peronismo se presentó con un frente heterogéneo: el Frejuli (Frente Justicialista de Liberación). Pero el candidato no podía ser Perón porque Lanusse, último presidente del régimen militar instaurado en 1966, había establecido una cláusula según la cual solo podían presentarse como candidatos quienes tuvieran residencia legal en el país antes del 25 de agosto de 1972. Por eso, el candidato fue su delegado, Héctor Cámpora, a quien eligió, principalmente, por la lealtad. No obstante, Cámpora no era un advenedizo en política. Había ingresado al peronismo desde sus orígenes, fue diputado a partir de 1946 y presidente de la Cámara entre 1948 y 1953.
Desde la campaña electoral se hizo evidente la debilidad del presidente con la consigna “Cámpora al gobierno, Perón al poder”. De hecho, la junta electoral denunció el eslogan como inconstitucional por hacer explícito que el poder no iba a residir en quien resultara elegido. En las elecciones de marzo de 1973, la fórmula Cámpora-Solano Lima se impuso con el 50% de los votos. Sin embargo, el presidente electo era consciente de que esos votos eran de Perón y que él se convertiría en un “presidente por delegación”.
Desde la campaña electoral se hizo evidente la debilidad del presidente con la consigna “Cámpora al gobierno, Perón al poder”. De hecho, la junta electoral denunció el eslogan como inconstitucional por hacer explícito que el poder no iba a residir en quien resultara elegido.
En mayo de 1973, Cámpora asumió la presidencia en un contexto de profundas divisiones dentro del peronismo, que se reflejaban en un gabinete que tenía representantes de la izquierda peronista, el peronismo histórico y la derecha del partido. Entre los diversos peronismos, Cámpora simpatizaba con los sectores de la izquierda, también conocida como la “Tendencia revolucionaria”. En un acto de la Juventud Peronista en 1972, sostuvo que se llegaba al “fin del sistema demoliberal, burgués, capitalista”. Fue esta cercanía entre Cámpora y la izquierda lo que generaría rispideces en su relación con Perón.
Los hechos que siguieron a la asunción trajeron inestabilidad a la gestión y abrieron una distancia irremediable entre el presidente y el líder del justicialismo. El mismo 25 de mayo se produjo una marcha de unas 5000 personas que rodearon la cárcel de Devoto para exigir la liberación de los presos políticos, entre los que había hombres y mujeres de organizaciones armadas, militantes estudiantiles y dirigentes obreros. Debido a la presión, Cámpora autorizó un decreto de indulto inmediato que luego se convirtió en una ley de amnistía aprobada por el Congreso.
María Cristina Guzmán, presidenta del bloque de diputados de la Alianza Popular Federalista, recuerda aquella sesión: “En la primera sesión del Congreso se debatió la ley de amnistía. Los presos ya habían sido liberados y estaban rodeando el Congreso. Cuando empezamos estábamos sentados y los palcos estaban copados con gente armada. Los ánimos eran terribles. No debe haber habido en la historia constitucional una sesión de mayor nerviosismo y tensión. Allí hablé por primera vez en el Congreso, ese fue mi bautismo, y me opuse a la ley de amnistía”.
Las semanas siguientes la efervescencia y la movilización social se mantuvieron. Los sectores de la izquierda iniciaron un ciclo de tomas de hospitales, universidades, empresas y entidades públicas. La situación iba a generar preocupación en Perón, que responsabilizaba a Cámpora de sumergir al país en un caos social y político.
Los sectores de la izquierda iniciaron un ciclo de tomas de hospitales, universidades, empresas y entidades públicas. La situación iba a generar preocupación en Perón, que responsabilizaba a Cámpora de sumergir al país en un caos social y político.
Ese disgusto se haría explícito cuando el presidente viajó a Madrid a mediados de junio, para acompañar a Perón en su retorno. Según relata Juan Bautista Yofre, a partir del testimonio de testigos, durante ese viaje Perón estuvo distante y enojado con Cámpora. Según relataron al autor testigos que se encontraban allí, en una reunión Perón le dijo que su gobierno era una “camada de aventureros, de marxistas y de homosexuales”, y que “mientras el país estaba en llamas él se encontraba haciendo turismo en Madrid”.
Pero la irritación máxima de Perón se produjo el día en que volvió definitivamente a la Argentina, cuando lo que iba a ser un recibimiento en Ezeiza se convirtió en un enfrentamiento entre la derecha y la izquierda del peronismo.
Al día siguiente de los sucesos de Ezeiza, Perón dio un discurso por televisión en el que quedó claro su alineamiento con la derecha peronista. Se refirió a los “infiltrados” en el movimiento peronista, aclaró que no había “nuevos rótulos” que califiquen a la doctrina peronista y, sin nombrarlos, condenó a los ministros cercanos a Cámpora y al gobierno por inoperancia.
En la práctica, el gobierno de Cámpora se había terminado. Con el retorno de Perón, el poder pasó de la Casa Rosada a su residencia en Gaspar Campos. No había espacio para dos liderazgos en ese contexto crítico. El presidente y los ministros debían ir a la residencia para reunirse con Perón. Nunca sucedía que Perón fuera a la Casa Rosada. En una de esas reuniones, Cámpora ofreció su renuncia, luego de que López Rega le preguntó, delante de todos menos de Perón, cuál iba a ser el papel que jugaría el líder en el país. Frente a la presión, el presidente puso su renuncia a disposición de Perón.
En la práctica, el gobierno de Cámpora se había terminado. Con el retorno de Perón, el poder pasó de la Casa Rosada a su residencia en Gaspar Campos. No había espacio para dos liderazgos en ese contexto crítico.
No obstante, el cambio no se haría efectivo hasta que no estuviera garantizada la sucesión. El objetivo de López Rega era saltearse la ley de acefalía y que la presidencia interina fuera asumida por su yerno, Raúl Lastiri, presidente de la Cámara de Diputados. Para ello, envió al presidente provisional del Senado, Alejandro Díaz Bialet, a una misión diplomática en Argelia. El 12 de julio por la noche, el vicepresidente Solano Lima anunció que al día siguiente él y Cámpora renunciarían y explicó que “el candidato natural del Frejuli era Perón, pero fue vetado, y ahora es la oportunidad para que presente su candidatura”. Finalmente, el 13 de julio, Cámpora y Solano Lima presentaron su renuncia indeclinable.
Historiadora