Coronavirus: Presidente, queremos preguntar
Quienes afirman que el Presidente no responde las preguntas que se le formulan públicamente mienten. Mirko, el hermoso bebé del animador Marley protagonizó un videito, luego subido a las redes sociales, en el que jugaba que llamaba a Alberto Fernández por un teléfono viejo para preguntarle si podía comer más chocolates y pastillas de menta que los que le autoriza su célebre padre. La respuesta presidencial no se hizo esperar: "Hola Mirko!!! Decile a @marley_ok que te autorizo a comer hasta tres pastillas de menta y dos chocolates por día. A eso podés sumarle una golosina más. Lo único que no podés hacer es salirte de tu casa."
Hola Mirko!!! Decile a @marley_ok que te autorizo a comer hasta tres patillas de menta y dos chocolates porque día. A eso podes sumarle una golosina más. Lo único que no podes hacer es salir de tu casa. Cuídense con Marley!!! Si ustedes no salen y se cuidan nos cuidan a todos. https://t.co/Jee3QsxzXq&— Alberto Fernández (@alferdez) March 29, 2020
Enorme viralización del mensaje en las redes sociales y de allí, sin escala, a los medios de comunicación. Ganancia pura para el Presidente: ablanda y pega su imagen a dos personajes hiperfamosos que todo el mundo conoce y quiere. De esa manera, logra penetrar en sectores populares que se interesan muy poco por sus mensajes políticos. Y logra la excusa perfecta para machacar, una vez más, con la consigna y el hash del momento: #quedateencasa.
Otro día, el jefe del Estado le responde cariñoso por Twitter a Gina, una niñita que sale al balcón cada vez que escucha el vuelo de un helicóptero para saludar, pensando que allí va Fernández. "Sé que el domingo Josefina cumple añitos. Pásenlo lindo", escribe otro día. Uno más: "Ya es hora de dormir. No salgan de su casa. Cuídense y cuiden a los otros. Hasta mañana a todos, todas y todes", saluda.
Hola @analiasoledadm! Gina entendió el peligro mejor que esos grandulones que actúan poniendo a todos en riesgo. Un beso muy grande para Gina y cuando pase todo esto la voy a invitar a que veamos cómo nos portamos desde el helicóptero!!! Quédate en casa Gina! Te quiero mucho! https://t.co/EtwahA18YO&— Alberto Fernández (@alferdez) March 24, 2020
Más de una noche, el Presidente irrumpe en Twitter y sorprende a los usuarios que lo interpelan respondiéndoles sus mensajitos. La situación es tan curiosa y sorprendente que el cholulismo gana a la ideología y las graves cuestiones de Estado quedan a un lado. La mayoría va en busca de un saludito y no mucho más. Hasta algunos amenazan con romper la cuarentena si no responde. Presto, el mandatario les contesta al toque que "ni se les ocurra". Pasó hace pocas noches que se coló un mensaje erótico subido de tono y el Presidente contestó en consecuencia. Luego el tuit original desapareció misteriosamente y se armó un debate sobre si había sido una fake news o realmente había sucedido. Sin embargo, "Ponela. Cuidate y cuidanos", fue su respuesta, que todavía se puede leer en @alferdez.
Ponela!!! Cuídate y cuidamos. No salgas de tu casa. Fuerte abrazo @EstebanFulanitohttps://t.co/2j5P8OQ2fe&— Alberto Fernández (@alferdez) March 23, 2020
Sin duda, con los chicos el Presidente puede interactuar sin el peligro de trasnochados traspiés como el que protagonizó o le endilgaron. Además, por su tono calmo y sin estridencias, más el pelo y el bigote entrecano, podría encajar perfectamente en la reedición bien argenta del "abuelito, dime tú", de la deliciosa "Heidi" (por las dudas, vade retro María Eugenia Vidal). Temáticas y lenguaje infantilizado permiten marcar cercanía y afecto, al mismo tiempo de evitar los temas ríspidos. Siempre será mejor que sea asociado al abuelito del cuento infantil que al temible "padrecito" Stalin, de los tiempos de la dictadura del proletariado soviético.
Más de una noche, el Presidente irrumpe en Twitter y sorprende a los usuarios que lo interpelan respondiéndoles sus mensajitos. La situación es tan curiosa y sorprendente que el cholulismo gana a la ideología y las graves cuestiones de Estado quedan a un lado
Bromas e ironías aparte, los que no están para chistes son los periodistas que concurren a las conferencias de prensa presidenciales. De buenas a primeras, el espacio para las preguntas desapareció. Ídem, en situaciones similares cuando son los ministros los que hablan. Justo en el momento que se requiere de mayores precisiones, el secretario de Comunicaciones, Juan Pablo Biondi, aprieta el torniquete para que no haya fugas inesperadas de temas tan delicados e inconvenientes. Hasta los voceros ministeriales están remitiendo las consultas a él. "Es muy piramidal", lo definen cerca de su despacho en la Casa Rosada. Con este tipo de cuidados también pretende cerrarle el paso al "fuego amigo" de aquellos ministros con facilidad de irse de boca. Teléfono para Felipe Solá.
Todavía el malestar está muy lejos de adquirir la dimensión que tomó en su momento la ofensiva del #Queremospreguntar, contra la entonces presidenta, y hoy vice, Cristina Kirchner, en 2012. Pero ya algunos empiezan a recordar con nostalgia la última vez que pudieron interrogar en conferencia de prensa a la máxima autoridad del país. No fue hace tanto: sucedió el 16 de marzo último, cuando Fernández se abrió a los periodistas conjuntamente con Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta. A partir de allí, el Presidente no parlamenta con varios periodistas al mismo tiempo.
Lo que no quiere decir, atención, que Alberto Fernández se llame completamente a silencio con los comunicadores, ni mucho menos. El domingo, en el inicio de su comentario en Página 12, el periodista Mario Wainfeld alardeaba de su comunicación directa por celular con el mandatario mientras caminaba por los jardines de la Quinta Presidencial de Olivos. "Alberto Fernández -exageraba eufórico más adelante- atiende su celular más que todos los presidentes que lo antecedieron sumados. Practica road show en medios, también concede conversaciones informales a numerosos periodistas. Le obsesiona comunicar."
Como armador, vocero y jefe de varias campañas que fue, el Presidente no desdeña la conversación en off con gente de los medios pero, últimamente, cuando debe exponerse sin red a la TV en vivo prefiere los programas generalistas como los de Viviana Canosa, Verónica Lozano y Gerardo Rozín. Resultan más rendidores para llegar a la masa y menos "quirúrgicos" en sus preguntas. O, en su defecto, se pone en las manos de la titular de Radio y Televisión Argentina, Rosario Lufrano, para que lo entreviste, sin riesgos ni incomodidades sorpresivas. También habla con artistas y algunos programas de radio, sabiendo que nunca será un trámite largo. Con viento a favor, el domingo contestaría a las preguntas de Luis Majul, en La cornisa, en su debut por LN+. La incógnita que queda pendiente es saber si Alberto Fernández retomará pronto la sana costumbre de responder preguntas tras sus conferencias de prensa o se le hará usual partir en silencio tras sus monólogos.