Presagios cumplidos
“El peso argentino ha tenido hasta ahora un dios aparte, como unidad de poder de compra interno, con una excepcional estabilidad: pero no puede ni debe creerse esté al abrigo de inflaciones de consideración en determinadas circunstancias”.
Alejandro E. Bunge plasma esa inquietud en su libro Una nueva Argentina, publicado en 1940. Intuye que las cosas pueden descompaginarse en cualquier momento y advierte sobre los nubarrones que se acercan. El mundo atraviesa entonces la Segunda Guerra Mundial, que terminará cinco años después, en coincidencia con la irrupción, en nuestro país, del peronismo.
“En la Argentina el progreso material y el desarrollo han sido tan vertiginosos en los últimos ochenta años -se refiere el citado economista al período 1860-1940- que han originado situaciones de luz y de sombra.”
Bunge señala que la capacidad económica de nuestro país 83 años atrás superaba a la de todas las naciones sudamericanas sumadas. Califica de “privilegio” esa situación, pero advierte “que corremos el riesgo de perder si continúan creciendo los gastos públicos”, por entonces mínimos comparados con los que sobrevendrían pocos años después y, especialmente, en lo que va del siglo que transitamos.