¿Por qué no hacer del fútbol un puente entre israelíes y palestinos?
La FIFA debería tener un rol más activo para acercar a dos partes enfrentadas históricamente en el Medio Oriente
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El ataque de Hamas en territorio israelí produjo una fuerte repercusión global. Su condena fue casi unánime tanto desde esferas políticas, diplomáticas, de la sociedad civil y de la cultura alrededor del planeta. Es por ello que el conflicto entre Israel y Palestina se ha colado en todas las capas de la sociedad y, por supuesto, el deporte no está exento de ello. El fútbol es una potente herramienta cultural por medio de la cual se pueden acercar, al menos desde lo simbólico, dos miradas tan antagonistas. Pero es necesario para ello mucho coraje, determinación y voluntad para hacerlo. Entidades deportivas, hinchadas, jugadores y exjugadores llamaron a una condena del ataque terrorista en Medio Oriente y con el correr del conflicto, también se sumaron voces que intentaron tomar conciencia de lo que sucede en esa región y llamaron a detener las hostilidades en apoyo a la causa palestina.
La primera respuesta por parte de las autoridades del fútbol fue suspender las actividades de las ligas locales tanto en Israel como en territorio palestino. La federación israelí decidió detener la Liga Premier Israelí “debido a la situación de seguridad”, siguiendo lo solicitado por el Ministerio de Cultura y Deportes, que determinó que queda “prohibido realizar cualquier actividad”. Mientras que lo mismo sucedió en Cisjordania, donde se desarrolla la liga palestina, miembro de la FIFA desde 1998. A su vez, la UEFA estableció que la selección israelí (que por motivos geopolíticos integra la Confederación europea) no dispute en un primer momento los partidos programados para las eliminatorias a la Eurocopa de 2024 y ordenó un minuto de silencio por los “asesinatos en Europa e Israel” en todos los partidos bajo su órbita. Israel integra la UEFA desde principios de los noventa luego de ser expulsada de la Confederación Asiática de Fútbol en 1974, debido al creciente conflicto en la región con sus vecinos árabes.
La FIFA, como máxima entidad del fútbol, emitió un comunicado firmado por su presidente, Gianni Infantino, en el que llama a “un fin inmediato de las hostilidades y el alivio inmediato de los sufrimientos de los pueblos israelí y palestino. Todos unidos paremos la violencia y el odio y encontremos nuevas formas de vivir pacíficamente juntos”. El texto, dirigido a Moshe Shino Zuares, presidente de la Federación Israelí, y a Jibril Rajoub, su homólogo palestino, finaliza diciendo que el organismo “hará todo lo posible para apoyar a cada una de las dos federaciones en sus esfuerzos para restaurar la paz y la esperanza a su pueblo ahora y en el futuro”.
No obstante, la entidad rectora del fútbol mundial ha mantenido una posición siempre distante en la cuestión. En 2017, luego de que la Federación Palestina denunciara que clubes de asentamientos ilegales israelíes disputaran partidos en la liga de Israel, se decidió constituir un Comité de Seguimiento de la Cuestión Palestina, que realizó diversas investigaciones al respecto, pero el Congreso de la FIFA realizado en Bahrein en ese año desestimó el asunto por ser “político”, en consonancia con el pretendido apoliticismo de la institución. Luego, el Consejo de la FIFA archivó el expediente, disolviendo el comité de seguimiento. Desde entonces, su silencio respecto al conflicto es evidente.
El apoyo a uno u otro bando se hizo ostensible en los primeros días del estallido del nuevo conflicto, replicando lo que sucede en diversos ámbitos de la política, la cultura y la opinión pública. Así, varios futbolistas en actividad, muchos de ellos descendientes o integrantes de la comunidad árabe, manifestaron su repudio por las acciones del ejército de Israel sobre la población civil de Gaza. El caso más sobresaliente es el del francés exReal Madrid y actualmente en Al-Ittihad de Arabia Saudita, Karim Benzema, que pidió se detengan los bombardeos sobre Gaza. “Todas nuestras oraciones por los habitantes de Gaza que una vez más son víctimas de estos injustos bombardeos que no perdonan a mujeres ni a niños”, dijo Benzema.
A su vez, el egipcio Mohammed Salah publicó un video en el que hace un llamado a los líderes mundiales para detener la masacre y permitir ayuda humanitaria en Gaza, sosteniendo que “la humanidad debe prevalecer”. Otros futbolistas de élite que se expresaron su apoyo a los palestinos fueron Achraf Hakimi, Paul Pogba y Riyad Mahrez. Otros han sufrido el despido de sus clubes, como el neerlandés de ascendencia marroquí Anwar El Ghazi, del club alemán Mainz 05, o la suspensión al argelino Youcef Atal en el Niza de Francia. Lo mismo sucedió con exfutbolistas como Eric Cantona, que expresó que “defender los derechos humanos de los palestinos no significa ser pro Hamas. Decir ‘Palestina libre’ no significa que seamos antisemitas, significa poner fin al apartheid impuesto por el gobierno israelí”. También diversas hinchadas apoyaron la causa palestina, entre ellas, las del Celtic de Escocia, Alavés de España, Marsella en Francia, Milán de Italia o Palestino en Chile.
Por el lado del apoyo a Israel, el delantero israelí Shon Weissman, que milita en el Granada de España, se expresó en duros términos contra los palestinos, al solicitar que se “lancen 200 toneladas de bombas a palestinos en Gaza”. Esta declaración hizo que una fiscalía local admitiera una denuncia por parte de palestinos locales residentes en esa ciudad por incitar al odio colectivo. El club no tomó ninguna medida al respecto. A su vez, en respuesta a lo manifestado por Benzema, el exfutbolista israelí David Aouate lo insultó en hebreo, francés, inglés, árabe y español en sus redes, por su posicionamiento pro-palestino, en un mensaje que decía “no mataron a gente, han asesinado y han descuartizado bebés. Han violado a mujeres. Israel está combatiendo el terrorismo, cueste lo que cueste. Prometemos que Israel matará cualquier terrorista que esté en camino. Se acabó el juego”.
En los últimos días también la Federación de Fútbol de Israel publicó un video en el exclama “tráiganlos de vuelta a casa”, en referencia a los niños israelíes que fueron secuestrados por Hamas.
La FIFA, como ente rector del deporte más popular del planeta, debe ponerse al frente de esa iniciativa de tender puentes entre ambas partes, y no esperar que por sí mismos se den la mano luego de históricos enfrentamientos. La esperanza que la entidad que dirige Gianni Infantino se meta de lleno en el conflicto es baja (por no decir nula), ya que la FIFA jamás se involucró en el conflicto, y ha intentado meter la cabeza bajo tierra, llevando a la selección de Israel por diversas confederaciones para que el negocio continuase como si nada pasara en Medio Oriente. La única excepción fue cuando el dirigente suizo intentó alentar demagógicamente una candidatura conjunta entre Israel y los países árabes para el Mundial 2030, hecho que quedó en sólo intenciones verbales y para los micrófonos.
El debate entre dos pueblos que se niegan el uno al otro incluye historia, religión, política y, por supuesto, deporte. Ante las acusaciones cruzadas sobre la pregunta de quién estaba antes en el territorio y quién comenzó primero las hostilidades, vale rescatar el dicho de que “el fútbol es la más noble de las guerras” y es por ello que a través del deporte es posible realizar acciones para acercar a los pueblos enfrentados.
Magíster en Relaciones Internacional y docente de la Universidad Blas Pascal