Por qué la educación en diabetes es un pilar clave para los pacientes
La diabetes es un grupo de enfermedades que se caracterizan por la elevación de los niveles de glucosa en sangre, ya sea por un déficit total o parcial de la insulina, una hormona que nuestro propio cuerpo produce, específicamente el páncreas. Entonces, cuando ésta se deja de producir o se produce en cantidades insuficientes, podemos decir que la persona tiene diabetes. Todos necesitamos insulina para sobrevivir, todos somos insulino-dependientes.
En la Argentina, la última encuesta nacional de factores de riesgo nos dice que el 12,7% de las personas mayores a 18 años tiene diabetes, o sea, casi 4 millones y medio de argentinos, de los cuales la mitad no lo sabe. Estos datos son una preocupación común entre los profesionales de la salud, ya que la detección temprana y el tratamiento oportuno previenen la aparición de complicaciones.
Existe la diabetes tipo 1, caracterizada por un déficit casi total de la producción de insulina, y suele aparecer en la infancia-adolescencia, aunque hay algunas variantes más lentas que aparecen en la adultez – conocidas como diabetes tipo LADA -, aunque no es prevenible. La diabetes tipo 2 se da en aproximadamente el 90% de las personas con diabetes, y suele aparecer entre la tercera y cuarta década de la vida, aunque cada vez aparece en forma más temprana - en niños y jóvenes – debido al mal estilo de vida como el sedentarismo y la mala alimentación. Según la evidencia, la diabetes tipo 2 es prevenible en un 60% llevando adelante un estilo de vida saludable -que incluye un correcto plan alimentario y actividad física de forma regular para tener un buen control metabólico y de peso -.
En todo tipo de diabetes es importante la educación diabetológica, es decir, conocer la naturaleza de la enfermedad, su detección temprana y el tratamiento oportuno, que además ayudará a evitar complicaciones en los llamados “órganos blancos” como la vista, el buen funcionamiento del sistema renal y el sistema cardiovascular. Este último punto es clave ya que no solo tiene que ver con mantener niveles estables de glucemia, sino también con el manejo de grasas en sangre y de la tensión arterial, ya que aproximadamente el 70% de los pacientes de diabetes tipo 2 tiene asociado hipertensión arterial y otros valores elevados de grasas en sangre que deben ser controlados.
También es importante conocer los síntomas cardinales de la diabetes como el aumento de apetito o de la sed, el aumento de la frecuencia miccional y la pérdida de peso (no asociada a una disminución de la ingesta) y consultar con un profesional de la salud, quien derivará en un diagnóstico bioquímico (examen de laboratorio) y así poder determinar si se tiene o no diabetes o si e está en una situación intermedia, conocida como “pre diabetes”. Pero no debemos olvidar que la diabetes, en sus primeros estadios, es asintomática, por lo cual la única manera de diagnosticarla a tiempo y evitar su progresión de manera temprana, es mediante un análisis de rutina. De ahí la importancia de realizar controles periódicos de salud, para que un profesional de la salud nos solicite la determinación de azúcar en sangre o glucemia y poder detectarla; si la persona tiene factores de riesgo como antecedentes familiares de diabetes, sedentarismo, sobrepeso u otros, esta determinación toma más relevancia aún.
Es posible llevar adelante un estilo de vida pleno con diabetes siendo ordenados, teniendo un correcto plan alimentario y de actividad física, y haciendo el tratamiento indicado en tiempo y forma y, siempre recordar que el pilar clave es tener educación en diabetes. Es por eso que, desde la Federación Argentina de Diabetes (FAD), insistimos en que la diabetes es una enfermedad que no merece ser el centro de la vida de nadie. Hace 50 años que existe nuestra institución y trabajamos muchísimo en el campo de la educación, con el objetivo de que a través de las herramientas y conocimientos que les brindamos a los pacientes, puedan lograr una óptima calidad de vida evitando complicaciones a futuro.
Especialista en medicina interna, medicina de familia y mágister en diabetología, jefe de diabetología del Hospital Santamarina de Buenos Aires