¿Por qué es importante para la Argentina la 27ª Cumbre del Clima?
En los próximos días tendrá lugar un nuevo hecho político, económico y financiero de escala mundial. Más de 190 jefes de Estado, funcionarios, alcaldes, activistas climáticos y representantes de la sociedad civil, se reunirán desde mañana al 18 de noviembre en la ciudad de Sharm el-Sheij, en Egipto, para celebrar la 27ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27). Esta cita se enmarca en el contexto de la invasión de Rusia a Ucrania que ha disparado la inflación y las tasas de interés a nivel mundial, y puesto en jaque la seguridad energética y alimentaria.
El objetivo de esta nueva COP es acelerar la adopción de medidas para atender la emergencia climática, incluyendo una rápida reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), la mejora en la capacidad de adaptación y el fortalecimiento del financiamiento para la acción climática en los países menos desarrollados, en una propuesta de solidaridad renovada entre países para el cumplimiento del Acuerdo de París. El último punto tendrá un papel preponderante, partiendo de la base de que es un país en vías de desarrollo el que oficiará de anfitrión de la Conferencia.
Es así que los anuncios y compromisos que se asuman tendrán consecuencias inmediatas en el escenario geopolítico, en el comercio internacional y en las finanzas. Los grandes inversores se encuentran a la espera de estas definiciones para tomar decisiones a la hora de emprender y diversificar las carteras. En la lucha contra el cambio climático, la innovación y las nuevas tecnologías dominan el panorama y son los motores de la nueva economía verde y del desarrollo global. Entre los sectores con mayor potencial de crecimiento se encuentran la eficiencia en el uso del agua, los aislamientos para edificaciones y las energías renovables, así como también la movilidad eléctrica, las industrias de las baterías y la tecnología agroindustrial. Muchos de ellos son sectores incipientes y con un enorme potencial en nuestra región y en la Argentina.
En la Unión Europea cada vez más productos se comercializan como “bajos en carbono”, es decir, que el volumen de GEI necesario para su producción es bajo o menor que el de sus competidores. Esto implica que para competir se vuelve cada vez más necesario contar con procesos productivos limpios y una logística eficiente. En nuestro país, si bien estos parámetros aún no se aplican, cada vez son más las empresas e instituciones que deciden realizar sus balances de carbono y mejorar sus procesos, entendiendo la urgencia ambiental pero además interpretando las demandas de un mercado internacional cada vez más exigente y cuyos estándares no tardarán en transformarse en barreras paraarancelarias para quienes no adapten su producción.
La cuestión energética representa el mayor desafío mundial en el corto plazo. La nueva crisis internacional derivada del conflicto bélico imperante ha obligado a muchos países a repensar el autoabastecimiento energético y prescindir del gas. También ha acelerado el interés por el hidrógeno verde para descarbonizar, por ejemplo, la industria química. Dicho combustible alternativo presenta algunos desafíos, siendo el principal la cantidad de energía eléctrica limpia necesaria para su producción a partir de la electrólisis. Esta nueva inclinación por la autosuficiencia –que puede pecar de ombliguismo- no debe hacernos perder de vista el valor de la gobernanza global, en especial para la inserción estratégica de nuestro país.
Hace tan solo unas semanas Buenos Aires fue anfitriona de la Cumbre Mundial de Alcaldes de C40, donde quedó claro una vez más que el multilateralismo y la cooperación son la clave para intensificar y acelerar la acción climática y que nuestra región enfrenta un serio desafío en materia de financiamiento para implementar sus planes. Este reclamo debe sostenerse en esta nueva COP, en especial teniendo en cuenta que los países de nuestra región son más vulnerables y a la vez son menos responsables del cambio climático que los países del Norte Global. Para avanzar en el cambio de la matriz productiva, principalmente en el caso de las pymes, es necesario un esquema de transición justo, con un financiamiento para los países en vías de desarrollo que contemple las pérdidas y los daños, es decir, los enormes gastos, deudas e intereses que deben afrontar para hacer frente a las consecuencias del cambio climático.
Además de poner de relieve esta asimetría, como región, América Latina está llamada a visibilizar su compromiso, decisión y lo mucho que tiene para aportar en esta lucha, en un convencimiento de que trabajar en estas acciones es invertir en su desarrollo económico y social, resguardando la competitividad del entramado productivo y mejorando la capacidad de resiliencia de sus comunidades. Este consenso para el fortalecimiento regional requiere de acercamiento y verdadero diálogo, alejados de cualquier extremismo, que es el principal enemigo del multilateralismo y del verdadero desarrollo humano en paz.
Ferraro, diputado nacional y presidente CCARI; Zubizarreta, abogado especialista en derecho ambiental