¿Por qué Argentina dejó de enseñar a leer y escribir?
Mientras recibimos los nuevos datos de las Pruebas Aprender 2022, que muestran que 4 de cada 10 alumnos argentinos no alcanzan el nivel esperado en Matemática y que 1 de cada 4 no lo logra en Lengua, nuestro país camina hacia otra campaña electoral. Son muchas las voces que están pidiendo a los candidatos que el tema educativo sea clave en su agenda. ¿Pero, de qué modo? ¿Por dónde tenemos que pensar mejores caminos? ¿Cuál es la urgencia y la prioridad?
Si no hacemos un giro en el modo como pensamos y ejecutamos las políticas educativas, seguiremos teniendo la mitad del país con posibilidades de desarrollarse y la otra mitad sin posibilidades. Desde nuestro nacimiento como Nación estamos llamados a otra cosa. El Preámbulo de la Constitución Nacional, ese texto con el que nos identificamos todos, dice claramente que nos reunimos “con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar suelo argentino”.
No creo que haya un gesto de mayor inclusión que enseñar a leer y escribir a cada uno de los habitantes de nuestro suelo y que pueda hacerlo en libertad para así desplegar todo su ser y llegar a todos los mundos posibles. ¿Cómo vamos a afianzar la justicia y consolidar la paz si enseñamos a leer y escribir sólo a uno de cada cuatro chicos que van a la escuela?
Porque no es que no aprenden. Es que no les estamos enseñando. Y esto no es porque los docentes no lo hagan (tenemos cientos de miles de docentes comprometidos y maravillosos que están dando todo en cada aula). No es eso. El problema es que hoy, en la Argentina, enseñar a leer y escribir no es el objetivo de la escuela. Sí, así como lo escuchan. Les estamos pidiendo a los docentes cientos de miles de cosas, pero no les pedimos, ni les damos las herramientas, para que enseñen a leer y escribir y que todos los alumnos aprendan en tiempo y forma.
Cada Nación tiene un modo de proponer sus objetivos nacionales, educativos y de desarrollo. Argentina, en el año 2004, eligió los NAP: “Núcleos de Aprendizaje Prioritario” y en ellos busca expresar las metas de su sistema educativo y a qué aspiran sus escuelas. Estos NAP constituyen una base común para la enseñanza en todo el país. Se estableció a partir de los acuerdos entre el Ministerio Nacional y las jurisdicciones, alcanzados en el Consejo Federal de Educación. Los NAP se encuentran organizados y divididos de acuerdo al campo de conocimiento y al año escolar y todas las provincias, y cada escuela, en cada rincón, siguen esos objetivos.
Los NAP fueron presentados “como un conjunto de saberes que debían formar parte de la educación de todos los chicos, tanto por su significación subjetiva y social como por su potencialidad para construir, en un proceso de mediano plazo, una base común que aporte a revertir las injusticias”. Pero, ¿qué igualdad de oportunidades están generando hoy los NAP en la Argentina? ¿Cómo están revirtiendo las injusticias?
Cualquiera que lea los NAP vigentes hoy no encontrará la frase clave y fundamental que conduce a generar esa igualdad de oportunidades. Los NAP nunca dicen que el objetivo prioritario de la escuela sea “enseñar a leer y a escribir de manera concreta y sistemática para que lo logren todos los estudiantes antes de tercer grado de la escuela primaria”. No lo dicen, por eso no lo estamos logrando.
Los NAP no dicen nada de esto pero, además, incurren en eufemismos tales como “que los alumnos logren la comprensión de algunas funciones de la lectura y la escritura por medio de su participación en ricas, variadas, frecuentes y sistemáticas situaciones de lectura y de escritura”.
Los NAP tampoco hacen alusión a cómo se enseñará a leer y escribir y a cuáles son los métodos probados científicamente que están contribuyendo a que los chicos de todo el mundo lo logren como su primer derecho fundamental.
La Argentina necesita despertarse y despertar a su escuela. No hay dudas que nuestro objetivo prioritario debe ser que cada uno de nuestros chicos y chicas aprendan a leer y escribir para luego poder llegar a lo más alto de sus trayectorias escolares y de su desarrollo personal. Si logramos unirnos detrás de este objetivo entonces seremos esa Nación justa y soberana que nos propusimos en 1853.
Profesora, investigadora y escritora especializada en Educación. Directora de Educere ONG