Periodismo a favor del público
La semana pasada, la nota de tapa de la revista dominical de la nacion estuvo dedicada a una larga entrevista (13 minutos y 44 segundos de lectura) al periodista y escritor Martín Caparrós. Entre otros temas, Caparrós habló con desilusión de las preferencias de la audiencia en Internet por ciertos contenidos periodísticos. Dijo: "Creo que vale la pena seguir buscando lo importante. Yo llamo trabajar contra el público a ir en contra de esa demanda que te pide a Kim Kardashian. Que sea tan rápida la constatación del éxito o del fracaso es preocupante. Y entramos en el ciclo de la basura: te doy basura, te entreno en la lectura de basura, me pedís más basura, te la doy".
Las preferencias citadas por Caparrós se dan en todos los diarios y medios de noticias del mundo. No comparto la idea de que sea la basura lo que atrae al público. Pienso que los demás contenidos los atraen muchísimo menos y por eso terminan leyendo historias coloridas o curiosas en lugar de las "notas importantes". Los cuestionados rankings expresan el interés por algunos títulos, pero también el profundo desinterés por otros.
Puede ser frustrante tener que reconocer que el mundo no se interesa por aquello que creemos que es importante, pero ¿y si lo que los medios consideran importante no lo es tanto para el público?
Internet no modificó nuestros hábitos de consumo de noticias, hizo visible lo que era invisible en la lectura de papel. Los patrones de comportamiento hoy muestran que los lectores buscan ideas e historias que los reflejen personalmente, que les aporten temas de conversación. El público lee los diarios buscando estar ligeramente sincronizado con la actualidad, pero sobre todo quiere rastrear algo que merezca su atención. Definitivamente no eligen las cosas por ser "importantes", en el sentido que le dan a ese término los diarios.
Algunos datos de la edición dominical en papel del diario The New York Times ilustran las buenas razones que tiene un lector para no leer los largos textos "importantes" que aparecen ahí. La edición del domingo de NYT tiene aproximadamente 140.000 palabras sin contar los textos de los avisos. Según distintas fuentes, el promedio de lectura dedicado los domingos al diario es de entre 40 y 60 minutos. Para leer 140.000 palabras a un ritmo de 130 palabras por minuto (ritmo normal) se necesitan 18 horas. Una nota extensa (importante) del NYT, por ejemplo "Vietnam’s Battle With Tuberculosis", publicada días atrás, tiene 2585 palabras. Se necesitan 20 minutos de lectura para completarla. Para leer esa nota, los lectores del NYT deberían dejar de explorar muchas otras, tal vez menos importantes pero más pertinentes para ellos. ¿Por qué hacer eso? ¿Por qué gastar un 30% de todo el tiempo que tenemos para leer una sola nota que nos resulta lejana?
El periodismo nunca debería ir en contra del público (nosotros somos el público) como si fuera un conjunto de seres inferiores a los que hay que educar. Mejor es ir junto a ellos tratando de entender qué es importante de verdad en sus vidas, qué es lo que los despierta en la noche o hace latir sus corazones cada día.