Perdón, perdón, mi columna la pifió muy feo
Este espacio de los sábados lleva más de 14 años arrastrando un error. Una mancha de nacimiento. Su nombre: De no creer. Sin quitarme culpas, no se me ocurrió a mí, sino a Daniel Arcucci. Gran colega y amigo, entiendo que su idea fue poner de manifiesto que en el país pasan cosas extrañas, inverosímiles, únicas. Claro, era 2010 y los Kirchner ya se habían quedado, calculo, con el equivalente a un PBI. Pero todo lo que vimos desde entonces resulta muy creíble: los índices de inflación de Moreno, los brotes verdes de Macri, el bastón de mando en manos de Alberto, la dolarización de Javi. Si ya no fuera tarde para cambiarle el nombre a la columna, le pondría este: Creer o reventar.
El miércoles, la noticia fue que una jueza de La Rioja, Norma Mazzucchelli, aparecía en un video pidiendo una coima de 8 millones de pesos para agilizar el trámite de una herencia. Norma, presidenta de una Cámara en lo Civil y Comercial, presentó inmediatamente la renuncia: no le gusta que la graben sin su consentimiento. ¿Podemos decir que estamos ante un caso singular, extraordinario? Obvio que no, salvo por el hecho de que la señora no haya delegado ese trámite incómodo de pedir de viva voz 8 palos. ¡Cómo no se buscó un Josecito López, un Daniel Muñoz! Escándalo aparte, desmiento que estuvieran pensando en ella para jueza de la Corte.
Dos días antes supimos, con pelos y señales, la forma en que gerencian la pobreza las organizaciones sociales. ¿Compañeros, cobran un plan? Anoten. Cláusula 1: tienen que darnos una parte de la guita (en la jerga interna, poniendo estaba la gansa). Cláusula 2, el que no llora no mama: están obligados a ir a las protestas callejeras; se tomará asistencia al pie de los bondis. Cláusula 3, el que no afana es un gil: venderán puerta a puerta alimentos que recibimos gratis del Estado, y al final del día entregarán lo recaudado. Cláusula 4, marche preso: los que no cumplan serán severamente sancionados. Wow, durísima la legislación piquetera. Los ingratos que pegaban el faltazo a las marchas eran anotados en un cuaderno, y al lado del nombre figuraba la sanción; por ejemplo: “No come”. Porque pobreza más indocilidad se paga con hambre. De vuelta: no cuesta nada creer que pueda existir eso. Los gerentes de la pobreza eran los mismos que gerenciaban en el Ministerio de Desarrollo Social el reparto de fondos a las organizaciones. Yo distribuyo, yo cobro. Bingo. Che, ojo: “bingo” no es un mal nombre para esta columna.
Tampoco debería sorprendernos el incierto destino del Pacto de Mayo, la mayor operación política encarada por el Gobierno, el acuerdo que cambiará nuestras vidas para siempre. En la Casa Rosada admiten que están abiertas todas las posibilidades: que la Ley Bases se apruebe rápido en el Senado, y entonces, cumplido ese requisito, el pacto pueda ser firmado en Córdoba el 25 por el Presi y los gobernadores; que la ceremonia se retrase unas semanas, lo cual plantearía, otra vez, un problema con el naming: el “Pacto de Junio” es cualquiera, cero sonoridad épica; que la ley no se apruebe y el Presi, terco como es, vaya y lo suscriba él solo: un histórico pacto entre Javier y Milei; o la posibilidad que más se baraja por estas horas: que convoque a la ciudadanía. Me encanta esta variante. Nada de casta: el León y el pueblo. Miles, millones de personas querrán estampar su firma junto a la del Presi. Será el “Pacto Popular y Libertario de Mayo”. Jefe, párese ahí y ruja: “¡Vamos por todo, carajo!”.
Insisto: nada de lo que pasa en el país me parece raro. Desde el 10 de diciembre, lo que había sido la Aduana corrupta manejada por Massita pasó a ser la Aduana corrupta manejada por Massita en el gobierno de Javi. ¿La explicación? Una pesada herencia que Javi, estoico, había decidido asumir. Intentó reconvertir a su jefa, Rosana Lodovico, sobre la que pesan graves denuncias que investiga la Justicia, y no lo consiguió. Ayer la corrió, pero no la echó. Me pregunto por qué. También me pregunto: ¿la corren, nombran a otro jefe y ella sigue como si nada? Algún día voy a aprender a no hacer preguntas tontas.
Macri reasumió la conducción del Pro y dijo: “Volvimos”. No se sabe si volvió de la FIFA, de un torneo de bridge o de un business tour por el Golfo Pérsico. Eduardo Eurnekian trató a Milei como si todavía fuera su empleado: “Que se ponga las bolas y dirija el país”. Eduardo, por favor, la boquita. Probablemente estaba mal por el viaje del Presi a España. Un viaje difícil de explicar: fue a presentar su libro, que allí nadie leerá, y a abrazarse con el líder de extrema derecha Santiago Abascal, enemigo declarado de las “doctrinas ideológicas económicas”; entre ellas, el liberalismo. Marche un ¡glup!
Y volvió a hablar Cristina, por tercera vez en 10 días: “El Presidente debería dejar de decir tonterías”. Finalmente tenías razón, Dani Arcucci: de no creer.ß