Pensar en frío
Puede parecer arriesgado, pero no es únicamente eso. Ahí donde los ojos occidentales ven excentricidad for export, los habitantes de Pekín celebran una tradición milenaria: nadar en aguas heladas durante el crudo invierno, dicen, ayuda a despertar los sentidos. Trae, también, beneficios para la mente y el cuerpo, y es para muchos orientales una forma de asegurarse buena salud el resto del año. Algo de todo esto debe pensar este hombre que, al amanecer, desafía el mercurio y su propio letargo para zambullirse en la única parte no congelada del lago, en el parque Shichachai. Con temperaturas bajo cero, los pinchazos del agua desaparecen luego del primer chapuzón. La luz tenue enmarca el momento en que todo se resetea y el día comienza de otra forma: pensar en frío, a veces, es mucho más que una metáfora.