Panorámica. La mirada única de un pájaro surcando el cielo
BUENOS AIRES. Al atardecer de un día cualquiera de junio, sobre la avenida 9 de Julio, cerca del cruce con San Juan
- 2 minutos de lectura'
Levantar un dron sobre la inmensa 9 de Julio trae enseguida al ojo del fotógrafo-piloto una postal de Buenos Aires con puntos de fuga únicos: los rulos de la autopista cruzando la avenida más ancha y la custodia de esas moles de cemento que, a los lados, parecieran asistir a ver el show.
Sin escaparse a la normativa vigente, uno de estos aparatos pude volar entre los 0,1 y 122 metros; hay áreas de altura restringida, en las que –incluso– la pequeña aeronave debe mantenerse por debajo de ese límite, o directamente no puede volar. Con todas las de la ley, si se mueve en esa franja, las imágenes (fotos, videos) que captura se parecen a esta escena tomada cerca de la porteña avenida San Juan. Es decir: entre los autos y los helicópteros, existe una vista de dron, que probablemente se asemeje a la mirada que los pájaros tienen de la ciudad.
Es decir: entre los autos y los helicópteros, existe una vista de dron, que probablemente se asemeje a la mirada que los pájaros tienen de la ciudad.
A veces, bandadas de palomas o cotorras se sorprenden y rodean en el aire a la especie desplumada, la observan en círculo; no faltan anécdotas sobre otros casos en los que, aves un poco más corajudas, atacan al intruso hasta hacerlo caer.
Pero volviendo a la perspectiva, esta vista podría ser similar también a la de la primera fotografía aérea, tomada desde un globo aerostático. Y no cualquier globo sino el del periodista y aeronauta francés Gaspard-Felix Tournachon, más conocido como Nadar, que en la década de 1850 sacó las primeras imágenes desde el cielo de París. Para la mayoría de los mortales, el hombre pasaría a la historia como quien inspiró a Julio Verne para dar vida al protagonista de una de sus magníficas novelas de aventuras, Cinco semanas en globo, claro.
Si entonces eran muy pocos los que podían ver con sus propios ojos esa panorámica única, un siglo y medio después la tecnología propaga por todos los medios y de a cientos imágenes como esta. Pero, digámoslo todo: en el fondo, el ojo del ave seguirá siendo un misterio.